Milei y Mileidi
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 21 de Agosto de 2023 00:00

altEn política no pueden cerrarse los círculos. Muchas veces, dos y dos no son cuatro.

En infinidades de ocasiones, las cosas no salen como las pensamos o diseñamos. La política es la vocación y actividad más difícil del mundo: todo está relacionado con personas y no con objetos inanimados. La política es el arte de lo posible, como tantas veces se ha dicho. Es un aprendizaje permanente.

La democracia, sus valores, forma de vida, cuyo ejercicio es imprescindible para hacer ciudadanía, nunca será perfecta. Ella se fundamenta en aproximaciones, en alcances consensuados y jamás en imposiciones personales o grupales. Es saber manejar las mayorías y el respeto de los derechos de la minoría.

Uno de los grandes enemigos de la democracia es el populismo. Pierre Rosanvallon, historiador e intelectual francés, realizó un acertado análisis acerca de este fenómeno en su conocido libro “El Siglo del Populismo”. Allí sostiene, contundentemente, que el populismo puede ser una propuesta política con fuerza y coherencia en estos convulsionados tiempos.

Muchas democracias occidentales se manifiestan débiles, sin estabilidad y soporte frente a los embates de esta nueva oferta. En Latinoamérica ha tenido eco y cultores, aunque en democracias sólidas e históricas, ha detentado cierto repunte y éxito.

El premio Nóbel del 2001, el estadounidense Joseph Stiglitz, afirmaba que las desigualdades económicas traen desigualdades políticas y viceversa. La verdad es que el chavismo-madurismo es producto, entre otros importantes factores, de estas diferencias que han generado tremendas crisis.

Las diferencias económicas y sociales atentan contra la democracia. En este sentido debemos entender, como lo han planteado diversos estudiosos de este apasionante asunto, que la tensión entre la democracia y el liberalismo se resuelve conforme a la relación que exista entre igualdad y libertad. En otras palabras, lograr el punto de equilibrio es el gran desafío del sistema democrático y de las libertades económicas.

El caso de Javier Milei en Argentina debe llamarnos a reflexión. Sin duda, es un personaje promotor de unas tesis embadurnadas de populismo, de frases y poses altisonantes, en las que resulta inocultable un desaforado planteamiento “contra todo orden”, echando mano a una argumentación tan liberal que abraza, sin rubor alguno, prácticas fascistas y anárquicas.
Es verdad: la pobreza vulnera la democracia. Pero ofrecer soluciones demagógicas al problema económico, hace más daño que la misma miseria. Por añadidura, ya se sabe que el exceso de populismo deriva irremediablemente en la instauración del totalitarismo. Ejemplo de ello tenemos a granel.

Milei tiene apoyo en vastos sectores de la Argentina. Desempleados, trabajadores, empresarios y profesionales, clases populares, etc, le están prestando respaldo. Aquí en Venezuela nos pasó lo mismo. Incautos, generosos, ingenuos en su mayoría y más de un “vivo”, sin ningún atisbo de ciudadanía, votaron por quienes les hablaba de reivindicación, de la finalización de sus apuros y angustias económicas, erradicación de la pobreza, demolición de la democracia corrupta, de prosperidad y desarrollo para todos.

Podríamos, si se me permite, hacer un símil con “Mileidi”, aquel personaje creado por nuestro destacado comediante y humorista Emilio Lovera a quien el ”Chunior”, simulando ser un disc-jokey radial, le hacía las preguntas más sencillas y esta respondía con tanta simpleza y desaciertos, que producía una risotada generalizada. Ojo: en política, ello no produce carcajadas o hilaridad, sino tristeza, perjuicios y ruina.
Lamentablemente, y sucede incluso en los pueblos más desarrollados política y económicamente hablando, cuando llega un demagogo y populista de alto calibre y hace planteamientos relacionados con su status y propone solucionar de la noche a la mañana todos sus problemas, la gente responde pensando más en el estómago y en la cotidianidad, que en su propia libertad. Sus respuestas electorales, como especies de Mileidi, tienen altas dosis de candidez y credulidad, aunque podríamos agregarle algunos ingredientes de confiabilidad y esperanza.

Milei y los “Mileidi” andan de la mano por América Latina. Los populistas y demagogos son peligrosos para la democracia y para la tan pregonada libertad económica. No hay uno que haya llegado al gobierno sin menoscabarlas, cuando no eliminarlas. Se aprovechan, sin misericordia, de las necesidades de todos sin importar sus nefastas secuelas. Pastores de votos y hechiceros de voluntades, vastos sectores “Mileidi” han sufragado muchas veces por estos manipuladores y charlatanes. En Venezuela, ya tenemos experiencia de sobra. Mucho cuidado!!

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com


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