El sol salió ileso en el devenir histórico de Cancún. El mar caribe la besa con sus fragancias de aguas azules. Mientras la inquieta península de Yucatán trata de sujetarla con sus efluvios maravillosos. Coqueta mujer convertida en isla de dorados cabellos. La llamada Cumbre de La Unidad,  congregó  al Grupo de Río y a la Comunidad del Caribe (Caricom), comenzó este lunes en la zona turística de Cancún (sureste de México), con participación de 32 países de la región.  Quizás los gobiernos del hemisferio buscaron el remanso de las olas, para atemperar los conflictos que hacen tan difícil la convivencia entre pueblos, con historias construidas con el ristre de la pasión con cada epopeya.
En medio del almuerzo, el cruce vertiginoso entre el presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez y el primer mandatario venezolano Hugo Chávez Frías. Mirada huidiza que perseguía la brillantez del mármol de carrara, mientras la saeta neogranadina denunciaba las últimas actuaciones del gobierno revolucionario en detrimento del comercio bilateral, y de las miles de familias fronterizas atormentadas por una lucha que los hiere por llevar las dos patrias en las células de la vida misma.
Después de apurar el cuarto café, Hugo Chávez miró a su interlocutor y amenazó con irse de la cumbre ante las reiteradas denuncias de Álvaro Uribe. Con los aires caribeños penetrando los cortineros, el colombiano le indicó con dureza: ´´ Sea varón y quédese, estos son los escenarios ideales para dirimir las diferencias, usted está acostumbrado a agredir verbalmente desde lejos, hágalo de frente, sin cobardía ´´.  Hugo Chávez volvió sobre los pasos de su clásico arrugue. Ese miedo psicológico a rehuir cualquier conflicto frente al oponente, hace que existan dos hombres ostentando el poder en Miraflores. Uno valiente y temerario en la soledad de las cámaras de televisión. Con el grupo de incondicionales que aplauden hasta rabiar cualquier locura que se le ocurra. El otro, es aquel que huye despavorido cuando se encuentra con un oponente que lo presiona, siempre termina buscando halagar a quién materializa su cobardía. Se arrastra hasta lograr que su interlocutor baje el tono, y lo deje tranquilo con sus fantasmas de héroe de la emancipación americana.  
Álvaro Uribe Vélez, quién conoce de sobra las bravuconadas del abominable hombre de Miraflores, sabía que bajo el cielo azul de Cancún las ideas achicharradas del socialismo podrido tendrían un nuevo revolcón. Solo era cuestión de presionar un tanto para ver a Hugo Chávez buscar aliento en la sombra de las palmeras. Nuevamente su corazón valiente sufre el sacudón de quedar al descubierto.
En donde si es un príncipe valiente es violando la constitución. Acabando con la propiedad privada y con el derecho a la libre empresa. Es un destacadísimo alumno de las peores consejas de los dictadores latinoamericanos. Le encanta verse en los ojos de las tiranías que incendiaban la democracia representativa en el hemisferio occidental.Quisiera tener el coraje de aquellos que no eran pura lengua.
Que se preparen sus funcionarios para el próximo fin de semana. Ahora vendrá con el látigo cargado de insultos, con su alforja llena de ofensas y agresiones; Henri Falcón comenzará a recibir los dardos envenenados del presidente, en su empeño de hacer olvidar su miedo en Cancún.
Ser varón es una condición que debe mantenerse en todos los escenarios, incluido las reuniones de mandatarios. Que los nervios atraganten el café, y hagan que la mirada se oculte en el mármol italiano. Demuestra que el miedo sigue vivo. El mismo pavor silencioso que lo hizo correr por el museo militar, mientras los soldados ofrendaban su vida en pos de un sueño de perpetuación en el poder, que es responsable de la pesadilla que padecemos.


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