Lo peor del exprópiese no es el hecho en sí mismo, sino lo que viene inmediatamente después: "Exprópiese", dice el mandatario. "De acuerdo", responde el coro. Ese de acuerdo tan inmediato es la respuesta que muchos venezolanos dan ante el mandato autoritario. No un acuerdo desinteresado, sino un acuerdo comprometido con lo que se sabe son abusos de poder. Al final, eso qué importa si a través del Gobierno se consigue mejor y mayor acceso a la renta, mantener el carguito, mantener la beca, y algunas dos o tres cosas más.

La verdad es que estos años nos han servido para darnos cuenta de los aduladores que somos los venezolanos con quien tiene el poder. Por allí ya lo decía algún historiador nuestro: somos aduladores con quien manda y somos capaces de maltratar a quien nos obedece, y la explicación se remonta a los tiempos de la colonia. Lo cierto es que estemos de acuerdo o no con esa explicación histórica, hemos demostrado que no sentimos escrúpulo alguno en emitir un de acuerdo a algo que de ninguna forma habría que estar de acuerdo, ya que las sociedades donde reina el estado de derecho ni las expropiaciones ni los mandatos en forma general pasan por encima de la legalidad y las leyes universales y legítimas, porque para eso existen.

El problema, creo yo, no es el tinte autoritario del Gobierno venezolano, el cual cada vez se recrudece más, sino el problema es que nuestra cultura política en parte deja crecer el autoritarismo por esa adulación ilimitada.

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