Tuberculosis política
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 17 de Octubre de 2022 00:00

altEn resumen, sabemos que la tuberculosis es una enfermedad contagiosa, originada por el llamado bacilo de Koch

y que ha producido grandes  estragos  en Europa y América desde  tiempos inmemoriales. Síntomas como la fiebre alta, dolores generalizados, tos y excesivo cansancio denotan su maligna presencia. Aunque no son las únicas, se consideran sus más relevantes manifestaciones. Lo grave de este mal es que se trasmite a través de la saliva o la flema, principalmente, sin darse cuenta la gente.

Traemos a cuento este título, por cuanto fue empleado por el distinguido profesor, historiador y catedrático fallecido Manuel Caballero,  en uno de sus siempre e importantes escritos. En este, específicamente, analizaba el cuadro político-electoral frente a las elecciones de 1988 en las que Carlos Andrés Pérez obtuvo un contundente triunfo. Obviamente, Caballero se refería – incluso con cierta anticipación -  al incipiente desgaste del bipartidismo, al mesianismo que  comenzaba a brotar sin máscaras o atuendos que  disimularan su pertinaz inconsistencia, y sobre todo, al discurso  lleno de lugares comunes y falta de imaginación. No obstante,  la realidad en algo evidenció lo contrario. CAP demostró, desde el comienzo de su gobierno, que sí había “inteligencia administrativa”, mucha tela que cortar y una opción acorde con las exigencias del país. De allí el planteamiento  de “El Gran Viraje”. Pero la dolencia ya daba sus primeros pasos: 1989, 1992, 1993 y 1998.

Ahora, la tuberculosis política – con permiso de Caballero -  se encuentra mucho más  esparcida y robusta.  En 1999 tomó mayor fuerza, cuando la tos izquierdosa y radical del nuevo presidente se oía  en los más remotos rincones patrios, infectando al pueblo crédulo y esperanzado, y a su vez, espantando a cuanto partido, sector y personero se atreviera hacer alguna crítica o sostuviera una opinión diferente. Luego, continuó  extendiéndose, como agua derramada, a través de un populismo barato y ricachón, mientras destacados grupos opositores – salvo honrosas excepciones – daban pasos  erráticos, si es que no se echaban postrados en el catre de la apatía o la incredulidad. Así las cosas, la tuberculosis  agarró más cuerpo hasta dañar todas las instituciones democráticas, la vida económica del país y sobre todo el tejido social que poco a poco veníamos trenzando.

En estos tiempos, seguimos atravesando por esta difícil situación que ya no permite más yerros o impasibilidad. Los pulmones de la república están llenos de mucosidades perversas que no los dejan respirar con libertad, con ingeniosa perspectiva y sobre todo, con inalterable optimismo. Sin embargo, los medicamentos  están en nuestras manos. Es cuestión de aplicarlos sabia y correctamente.

Me tomo las palabras de nuestro gran amigo, profesor y también académico Enrique Urdaneta Fontiveros,  pronunciadas recientemente en un acto en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales y que, en nuestro criterio, expresan exactamente la necesidad urgente de superar esta insoportable  afección. Dijo el Dr. Urdaneta: “Las repúblicas, como las personas, se enferman… Las medicinas que requieren los pueblos para retomar el rumbo no son químicas. Son intelectuales, educativas, morales, espirituales. Nuestro trabajo creador, nuestra labor académica, nuestra enseñanza desde el ejemplo, nuestra determinación  a ser libres, nuestro compromiso irreversible de dejar a nuestros hijos y nietos una patria democrática, justa y digna son la mejor prescripción facultativa que podemos aplicarle a nuestra postrada Venezuela. Empecemos sin dilación con este tratamiento, antes que el paciente se nos muera.”

La tuberculosis política no puede seguir debilitando nuestra fibra democrática. Es hora, entonces, de la unidad opositora, de la re-organización de los partidos políticos y del   trabajo por rescatar  la libertad, la justicia y el progreso. Esta dolencia nacional,  si le metemos el pecho, de seguro será  vencida. Así lo espera Venezuela.

  

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com


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