Venezuela está en situación de emergencia político-estructural, en fase crítica, debido a la ruptura del orden constitucional y democrático, a la violación de la independencia entre los poderes a la subordinación de las instituciones y, lamentablemente, a los intereses espurios y particulares de seudos caudillos divisionistas.

Nos enfrentamos a un gobierno sin conciencia y sin moral, con una clase gobernante en crisis, una sociedad adolescente que no consigue liderar su destino; un parlamento que dicta leyes de acuerdo a los requerimientos caprichosos del dueño del circo, con una inaudita prostitución de nuestros símbolos patrios y libertarios como pudimos ver el sainete escenificado con la "Espada de Perú", símbolo de la libertad de muchos pueblos hermanos, la cual ha sido profanada y prostituida al igual que la otrora "Orden del Libertador" y aquí, no pasa nada.

Ministros, jueces, parlamentarios, militares, gobernadores y alcaldes silentes, vergonzosamente obedientes, cómplices del despojo del país y de los crímenes de lesa humanidad que a diario se cometen, a ellos también alcanzará el Estatuto de Roma, de eso no cabe duda. Lo que ha ocurrido no sólo es una evidencia de que la moral pública ha desaparecido para ser sustituida por una caterva de personajes sin escrúpulos que defecan sobre cualquier principio de moral pública para abonar su inmoralidad privada.

La emergencia político-estructural que nos carcome y socava es tan sólo el preludio al severo diagnóstico que todos ya sabemos ocurrirá si no ganamos las elecciones del 26S, por esa razón la unidad construidas desde unas elecciones primarias es de importancia capital. Hoy se siente que las ambiciones y triquiñuelas políticas, no son más que un remolino de fuerzas que avanzan y retroceden, que se cruzan y neutralizan, pero no consiguen sumarse en busca de una meta de verdadera unidad. Se saben confrontar, pero nadie se reconoce en el diálogo y el perfil es aplicable tanto a opositores como oficialistas. Cuando la emergencia es política, los más afectados son todos y cada uno de los ciudadanos. Es el más triste ejemplo de una política y de un país en decadencia.

Venezuela se encuentra en una situación de emergencia político-estructural porque una turba de facinerosos amenaza a la sociedad y ha secuestrado al país entero, una nomenclatura de farsantes corruptos y verdugos, que han convertido al país en una llaga abierta y purulante de corrupción que se alimenta del erario nacional. Una gangrena feroz e imparable. La falta de reflexión política no está llevando a presenciar el asesinato simbólico del sistema democrático. O nos unimos para acabar con esta pesadilla o ellos acaban con nosotros.

Debemos estar convencidos que el "huguismo" no podrá salir de su crisis moral y política en que lo han sumido los fraudes electorales, las promesas incumplidas, la corrupción, la prostitución política y seguir aferrados a ser los vengadores de una guerra de estiércol contra el colectivo civil, la porquería estructural del "huguismo" nos alcanzará a todos, si les dejamos seguir minará la capacidad ofensiva con su violencia intrínseca para la represión de la disidencia.

La realidad que vivimos nos obliga a reflexionar serenamente y con seriedad para tratar de comprender adonde nos conducen como país y cuál es el futuro que les espera a nuestra nación. ¿Será que Venezuela se está quedando sin dirigentes con sentir nacional y respetuosos de nuestros sentimientos democráticos y de libertad ciudadana, tradiciones, identidad y soberanía nacional? Es importante que tengamos presente el deterioro que se opera desde el gobierno, lo que nos va sumiendo en la desvalorización progresiva de la dignidad nacional, ante el colapso del pluralismo político y la imposibilidad de la tolerancia y percibiendo la realidad, el colectivo social exige a los actores políticos deponer las ambiciones y actuar contundentemente contra la satrapía "huguista" mediante la conformación de la unidad y las elecciones primarias

Dijo el Libertador: "Los intrigantes corrompen a los pueblos, desprestigiando a la autoridad. Ellos buscan la anarquía, la confusión, el caos y se gozan en hacer perder a los pueblos la inocencia de sus costumbres honestas y pacíficas"

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El Carabobeño/OyN