Hacia la revolución de izquierda
Escrito por Armando Durán   
Lunes, 01 de Febrero de 2010 07:43

altEn Habla el Comandante, libro-entrevista de Agustín Blanco Muñoz, editado por la Universidad Central de Venezuela en 1998, Hugo Chávez confiesa lo siguiente: "Creo que nos acercamos a ello y, además, de una manera firme y sostenida. Y si veo que el punto se nos aleja, soy capaz de inventar cualquier cosa para que no se pierda. Estamos hechos para eso. Yo estoy hecho para eso. Y muchos también lo están. Yo creo que nos estamos jugando el resto para no perder ese punto que uno presiente allá en el horizonte".

En ningún momento aclaró el entonces candidato presidencial qué era o en qué consistía ese punto que él decía ver en el horizonte, pero algunos años más tarde, en noviembre de 2004, en una reunión de alto nivel político celebrada en Fuerte Tiuna para analizar el momento estratégico del régimen tras haber teñido de rojo el mapa de Venezuela en las elecciones regionales del mes anterior, medio lo aclara.

"¿Es el comunismo la alternativa?", se preguntaba a la hora de trazar el rumbo que debía emprender el proceso bolivariano a partir de ese día, y enseguida él mismo se respondía.

"¡No! No está planteado en este momento. No nos estamos planteando eliminar la propiedad privada, el planteamiento comunista, no. Hasta allá no llegamos. (Pero) nadie sabe lo que ocurrirá en el futuro, (porque) el mundo se está moviendo. Pero en este momento sería una locura. Quienes lo plantean no es que estén locos, no. No es el momento".

No se trataba, pues, de un rechazo ideológico de Chávez a las propuestas de algunos auténticos comunistas de su entorno, ¿Jorge Giordani, Alí Rodríguez Araque?, sino una cuestión táctica, de tiempo.

En otras palabras, de ningún modo pretendía descalificar la opción comunista por ser una locura, sencillamente deseaba señalar que aún no había llegado el momento de la ruptura histórica. Sin embargo, también abría por primera vez la puerta por la que algún día en el futuro se proponía adentrarse en el ambicioso universo del comunismo y de la destrucción de la propiedad privada.

¿Cuándo tendría lugar el feliz alumbramiento de esa nueva aurora? Por supuesto, eso ni siquiera lo sugirió Chávez, pero desde entonces ha venido cerrando el círculo. Con sus avances y retrocesos habituales según las circunstancias, aunque siempre con la vista clavada en ese punto del horizonte que por fin comienza a cegarnos con su proximidad, y que ahora, desde el escenario de la Asamblea Nacional, ha adquirido una corporeidad inaudita, cuando Chávez no sólo asumió el marxismo a pesar de reconocer que no había leído El Capital, sino que además le recomendó a sus ministros y jefes militares que estudiaran con gran dedicación los escritos de Lenin, de manera especial El Estado y la Revolución. O sea, que al darnos a conocer por sorpresa las raíces más hondas y rojas de su pensamiento, también rasgó los velos que con evidente pudor pequeño burgués disimulaban la naturaleza real del famoso punto que no ha dejado de ver allá, a lo lejos, en un horizonte que al parecer se le antoja cada día más y más cerca.

Las acciones emprendidas estos días por Chávez contra la propiedad privada y la libertad de expresión, y el empleo de las fuerzas represivas para silenciar las protestas y someter físicamente al adversario son apenas las últimas expresiones concretas de su súbito pronunciamiento ideológico, a pocos meses de las elecciones parlamentarias. ¿Pero por qué lo hace ahora? ¿Porque se siente acorralado por los estudiantes? ¿Porque a medida que los disparates y fracasos de su gestión presidencial erosionan su popularidad y despiertan la ira de una población que 11 años después ha dejado finalmente de tomar en serio sus promesas y se rebela contra las mentiras y las medidas oficiales de emergencia para atenuar los efectos devastadores de la crisis, esos disimulos han ido perdiendo su valor de antaño para continuar alimentando los propósitos legitimadores de las fiestas electorales del chavismo, en cuyo caso poco importa celebrar las elecciones parlamentarias de septiembre o no? El último paso de esta arremetida para conducirnos cuanto antes al mar de la felicidad cubana lo dio Chávez en su larga cadena del jueves al mediodía, al advertirle a sus adversarios que no se equivoquen, porque "si siguen por ese camino" de fomentar la conspiración en los cuarteles, en lugar de golpe de derecha harán que Venezuela tenga una revolución de izquierda, que él, naturalmente, comandaría.

Entretanto, ¿qué piensan, qué dicen, qué hacen los llamados partidos de la oposición?

aduran2007cantv.net

El Nacional


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