No basta la unidad electoral que se está construyendo, es urgente prepararse en la lucha para confrontar la arremetida de un régimen que cada vez actuará con una mayor brutalidad dictatorial

“La noche en este caso es la miseria,
es el hambre, es la palabra presa.
Es negar el camino a la inteligencia”
Alí Primera

El comandante, a diferencia del rey Midas, que convertía en oro todo lo que tocaba, ha transformado en excremento la vida de los venezolanos. La incapacidad para conducir medianamente con éxito los problemas que más nos preocupan trajo como consecuencia, al final de este decenio caracterizado por el empobrecimiento en medio de una gran abundancia, la intensificación de las protestas en todo lo ancho del territorio y que el cariño del pueblo al Presidente, como dice la vieja canción, se le vaya como agua entre los dedos.

La incompetencia del régimen ha sobrepasado los límites de tolerancia, provocando una suerte de deslave nacional que amenaza nuestra tranquilidad y calidad de vida y la cordura del primer mandatario. Pese a que la situación funesta de la patria necesita del concurso de todos sus hijos, el caudillo ha acrecentado las diferencias y profundizado el odio, insistiendo en la implantación forzosa de un modelo propio del fracaso y violatorio de los fundamentales derechos ciudadanos.

La desilusión de los compatriotas con el comandante-Presidente, la presión social por el desastre de un gobierno mediocre y corrupto, pone un cerco a la ambición de Hugo Chávez y hace de éste el enemigo número 1 del país. Ese hombre que dice ser un pueblo, está como las fieras, que, siendo acorraladas, se tornan altamente agresivas e incrementan su normal peligrosidad, atacando con salvajes mordidas a todo aquel que se cruce en su camino.

Cuando todos esperábamos, producto del desastre de su gobierno, una rectificación y una apertura a la reconciliación, o lo mejor, un haraquiri burocrático y que el primer mandatario renunciara, el hiperlíder de Lina vociferó: “No hay vuelta atrás, lo que voy es pa'lante”. La hecatombe continuará, con garras y colmillos; desprovistos de racionalidad y con mayor violencia buscará imponer el llamado socialismo del siglo XXI.

No basta la unidad electoral que se está construyendo, es urgente prepararse en la lucha para confrontar la arremetida de un régimen que cada vez actuará con una mayor brutalidad dictatorial. Es menester que no nos sorprendan desprevenidos las noches de jabalí.

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La Verdad