Las contradicciones se convirtieron en lugar común. Más, cuando en el fragor bajo el cual se desenvuelven

las realidades venezolanas, se sucitan tan inesperadamente que el tiempo las fundió como parte del devenir politico nacional. Lo que no se sabe si acaso ello fue fortuito, o resultó de la saña con la cual el régimen mantiene azorado y angustiado, igualmente quebrado y convulsionado al país. Aunque la peor de las contradicciones sucede cada dia. No hay forma posible de escapar de los perniciosos efectos que su incidencia y presencia determinan.

Las palabras parecieron perder su significacion pues ni siquiera valen las excusas para reducir o moderar las consecuencias que de sus realidades derivan. De hecho, lo sucedido el pasado 5 de Julio, a 206 áños de la firma del tratado que suscribió y refrendó el proceso independenttista en Venezuela, no tiene ni razon ni justificación. Ese día, la desverguenza y el impudor se hicieron eco en medio del abánico de paises democráticos del subcontinente americano.Por supuesto, a tal rechazo se sumaron gobiernos del Viejo Mundo.

Sin embargo, la situacion no llegó hastta ahí. Quizás, tan bochornoso acto pensado y hasta movilizado por el alto gobierno, animó tanto su impugnación, como pudo azuzar la conciencia crítica la cual posee la capacidad para convencer a quienes, sin opinar, no tienen el coraje suficiente para desarticular la nefasta relación que se da entre vastos sectores de la población. Al extremo que esa misma población, comenzó a advertir familias fracturadas y reventadas configurándose así la motivación política necesria para caer en el dramático juego de una Venezuela minimizada y traumatizada por tan y directo maltrato. Pero al mismo tiempo, tan revoltosa y tiránica jugada, terminó comprometiendo una nación entreverada a una historia de lecciones patria.

Hoy puede decirse que Venezuela hizo su nuevo debut cuando repudió el bandalismo que devino en el asalto al Palacio Federal Legislativo. Ojalá se potencie ese furor democrático en defensa de la democracia venezolana por cuanto sus resultados podrián impulsar un mecanismo de ordenamiento citadino con el vigor necesario para borrar de una vez por todas el miedo estructural que se arraigó en el pensamiento de venezolanos ganados a la idea de desplazar las injusticias que en recientes años vino acicalándose hasta el punto de "institucionalizarse" una cierta tendencia a retroceder el país politica, social y políticamente. Además, porque de prevalecer dicho comportamiento por parte de alto qobierno, se convertiría en oportunidad para sacudirse el  terror de la injusticia.