Los partidos políticos, a pesar de ser tenidos como los responsables de los aciertos y desaciertos que ha sufrido el país, están convertidos en los protagonistas de un proceso pre-electoral que, en realidad, no es de su exclusividad, pues atañe directamente al conjunto de la sociedad democrática sin excepción. Considero que el próximo evento electoral no puede depender exclusivamente de los partidos políticos, instituciones fundamentales para la democracia, por cuanto los intereses partidistas e individuales difícilmente van a coincidir con los intereses del colectivo social. Hay muchas cosas que atender, demasiadas e importantes decisiones que tomar, hay que construir una agenda electoral, un proyecto de futuro para el país y en ello estamos involucrados todos los venezolanos, razón de más para pensar que no pueden ser los partidos los únicos protagonistas que decidan por todo y por todos. La sociedad civil debe asumir su papel protagónico para la institucionalización de un parlamento plural e independiente; su voz, su respaldo y su presión son necesarios para la construcción del país que queremos.

Particularmente considero que no bastan candidatos unitarios y tarjeta única para alcanzar la mayoría en la AN, es necesario que se construya una “agenda político-legislativa”, por cuanto la construcción de acuerdos debe ser el punto central del proceso ante los atropellos legislativos, judiciales y ejecutivos contra el Estado de Derecho, en consecuencia, todos los ciudadanos de este país estamos obligados a organizarnos y hacer un máximo esfuerzo para desarrollar una agenda legislativa que se le proponga al país como derrotero para triunfar en las elecciones de 2010.

Es importante construir y movilizar una agenda para el país en el marco de una gran discusión nacional. Discusión amplia, democrática, propositiva y concertada que supere la reducción de la política a simples alianzas y coaliciones electorales. Hay que establecer un diálogo de discusión nacional sobre la situación del país y proponer soluciones que propendan la salida de la crisis institucional que afrontamos.

La agenda político-legislativa, aunada a las candidaturas unitarias y a la tarjeta única, viene a ser una herramienta fundamental para lograr el consenso necesario en toda la sociedad democrática, de esa manera se lograría la concertación de los diferentes actores sociales y políticos. La agenda debe ser una propuesta integrada que contenga las demandas de la sociedad mediante un proceso participativo integral para la toma de decisiones político-electorales, en el cual la voz del ciudadano común y su participación en la toma de decisiones estén garantizadas, por cuanto responde al anhelo ciudadano de vivir dentro de los valores de la civilidad, la dignidad, la soberanía, la concertación y la paz, bajo el principio básico que considera que los seres humanos no debemos ser dominados por regímenes arbitrarios, que sólo dejan a su paso muerte, desolación y destrucción, lo que es una triste realidad histórica; por esa sencilla razón es necesario y urgente desarrollar un plan estratégico e inteligente y hábilmente implementado mediante la propuesta de una agenda político-legislativa que movilice al conjunto social, político y económico en su totalidad.

La lucha no violenta para la liberación del país requiere fortalecer el contexto social para enfrentar la tiranía, con una fortaleza que se valga por sí misma y que tenga una estrategia inteligente, valerosa y disciplinada que contribuya al oficialismo en su desmoronamiento, no debemos olvidar que a pesar de la apariencia de fuerza con que se manifiesta, tiene muchos puntos débiles, muchos “talones de Aquiles”, lo que hace que el régimen sea menos efectivo, que pierda credibilidad y sea más vulnerable a una resistencia pacífica pero activa que se hace valer por sí misma.

La agenda debe contemplar la reformulación de la racionalidad política para establecer un marco regulatorio sobre la convivencia social, control al gobierno y reversión de las políticas y leyes que han ido disminuyendo y casi eliminando el espacio reservado para la participación ciudadana. La agenda nos permitirá repensar la política para ponerla al servicio del país y no de una élite perniciosa como sucede actualmente.

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