El régimen nuevamente amenaza con el cierre de 29 emisoras, sanciones a Globovisión y enjuiciamiento a los gobernadores no afectos al régimen, independientemente de los atropellos, y encarcelamiento de líderes de oposición. Pudiésemos pensar en principio lo cual puedo compartir, que este régimen de terror que se trata de imponer, es sólo producto del miedo que se tiene al despertar de muchos venezolanos frente al régimen que nos gobierna, incluyendo en ese despertar chavistas y personas apáticas, unidos a los opositores.

Lo que podría resultar curioso pero no es, consiste en que todas estas actuaciones del Gobierno se producen siempre en el momento en el cual el presidente Chávez está de viaje fuera de Venezuela.

En el mundo globolizado sin que implique sumisión en las relaciones entre países internacionales, lejos de agresivas, son efectuadas dentro de un plano de cordialidad y seriedad entre lo aspirado y los objetivos de cada país, porque las actitudes agresivas como parte de las relaciones internacionales, obviamente que conlleva a la demarcación y confrontación como política personalista de algún funcionario pero que en muchos casos no se compagina con la opinión de los ciudadanos de ese país que representa y el aislamiento de los países.

Las descalificaciones y actitud del presidente Chávez frente a otros países como Israel, Colombia, Estados Unidos y todo aquel que no se someta a sus deseos, a la larga lo va alejando de la buena voluntad de los países que integran los organismos internacionales, porque es muy fácil pararse frente a un micrófono y decir cuantas cosas desproporcionadas se deseen, sin tener enfrente a un adversario que se defienda, es decir sin derecho a réplica, igual ocurre en los programas “Aló, Presidente”.

Las confrontaciones de Chávez también puede hacerlas cualquier aspirante a aprendiz a político menor de edad, porque el problema no está en agredir, el problema está en saber defender los diferentes puntos políticos frente a un adversario y el caso más patético es en la última reunión de Unasur, donde quedó opacado su liderazgo de Presidente frente a otros presidentes que le ripostaron sus requerimientos no teniendo nada que responder. Ir a hablar en Irán mal de los israelí, con una maleta llena de dólares, es más fácil que darle un tiro al suelo. Interesante sería una confrontación televisiva con Micheletti.

Las últimas actuaciones públicas del presidente Chávez dentro de los organismos internacionales demuestran su falta de capacidad para la defensa de sus puntos de vista, donde no ha logrado el más mínimo de los triunfos, pero lo que no se le puede negar es que sí ha logrado a nivel internacional una relevancia sustitutiva a la de Fidel Castro, al extremo de asumir las mismas posturas de él, rehuyendo debates públicos, alardeando de un sistema social que no prospera y en fin captando la atención internacional de algunos líderes mundiales, supuestamente ingenuos.