Gerónimo, el periodista que murió muy rico
Escrito por Antonio Ledezma | X: @alcaldeledezma   
Miércoles, 10 de Agosto de 2022 11:24

altTuve el inmenso placer de conocer a Gerónimo Figueroa. Era un hombre esencialmente bueno, noble,

solidario y muy generoso, haciendole ritmo a su apelativo. Asumió su profesión de comunicador social con una pasión sinigual que le permitió darse por entero a un oficio que ejerció con maestría y una sobrada solvencia moral. Hacía magia presionando las teclas de las originales maquinas de escribir y resiliente, como era, supo manipular con destreza las novedades de los ordenadores. Se esmeraba en colocar el punto y las comas en su justo lugar, nunca alteraba una declaración, ya que para él, respetar lo que decía el entrevistado, era una cuestión de probidad. 

Era un ser humano persistente en el propósito de aprender y de adquirir conocimientos, lo distinguió siempre esa impenitente inquietud que lo animaba a estar al día en todos los cambios que se daban en la vida, especialmente en el ejercicio de su disciplina. Nunca abrigó afanes por acaudalar bienes, que no fueran los indispensables para coexistir dignamente con sus seres queridos. No sabía de codicias sino de desprendimientos a la hora de compartir el pedazo de pan con el prójimo. Para Geronimo, había una máxima muy vigente: “la riqueza se construye con trabajo y ahorro”, siendo en su caso sus grandes activos los afectos que supo sembrar y cosechar en vida. 

Se sentía muy rico, ya que experimentaba satisfacción con la familia que había edificado sobre firmes bases de moralidad. Era recio a la hora de sentenciar en sus crónicas a los responsables de actos indebidos, para tornarse, instantáneamente, en el abuelo cariñoso con esos nietos que lo rodeaban en esas horas de relajamiento espiritual. 

Siempre tenía en sus manos la brújula de la ética para saber guiar sus pasos, ya que para Gerónimo la moral es un código de valores que le permitía aplicar decisiones y acciones, nunca la dejó de lado a la hora de cumplir su rol de editorialista. En definitiva, a Gerónimo lo evocaremos como un amigo que supo vivir con coraje sin perder la prudencia al momento de sentenciar a los demás. Y como lo resumo en el titular de este articulo, Gerónimo “murio muy rico”, desbordado con el afecto que le prodigaban a todo momento su esposa, hijos y nietos.

Él, que nada pedía a cambio de su conmovedora lealtad, se que nos aceptará las oraciones que a diario elevamos a Dios para que lo acoja en su gloria. 

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