El viernes rojo de Chávez |
Escrito por Jorge Sánchez Meleán |
Viernes, 15 de Enero de 2010 06:44 |
Cuando la economía en 2009 hizo crisis, con un decrecimiento del PIB del 2,9%, del consumo privado de 2,6%, de la inversión en 7,6%, de las exportaciones en 9,8% y con un saldo negativo de la Balanza de Pagos de 11 mil 27 millones de dólares, el comandante aparentemente se dio cuenta
de que la economía venezolana no estaba blindada, como su crasa ignorancia en la materia se lo indicaba. Por ello, de manera tardía, incompleta, improvisada, demagógica y cínica, sorprendió al país el viernes rojo 8 de enero, sin cadena nacional, para anunciar medidas con una intención más política que económica. Su único propósito es mantener el poder en medio de la pobreza, imponiendo un nuevo sistema sin libertad económica: el Socialismo del Siglo XXI. En consecuencia, las medidas económicas de cambio múltiple anunciadas sólo persiguen en un año electoral aumentar los ingresos del régimen, a costa del empobrecimiento de los ciudadanos. Medidas cambiarias, además de otras relativas a la economía real, ha debido tomar un gobierno responsable desde el año 2007. Sin embargo, en 2008, sólo decretos -leyes inconstitucionales en materia económica- aumentaron la incertidumbre y desconfianza. Y en el 2009, sólo medidas insulsas e insuficientes contribuyeron a profundizar en el país la crisis económica mundial de la que no podíamos escapar. Mientras tanto, los “payasos” del régimen se burlaban de quienes exigían medidas económicas más serias. El dueño del circo callaba. Ahora, con su mayor cara dura, cuando la economía está en cuidados intensivos, nos anuncia medidas que no tendrán efectos sobre la economía real (producción, exportaciones, empleo), sino que sólo generarán más estancamiento, más inflación (37% en 2010), desinversión, escasez y pobreza, pues no se puede jugar a la vez con la lógica de dos sistemas económicos: el que tenemos y el que nos quieren imponer. Por ello, las medidas anunciadas sólo generarán mayores ingresos al régimen, que pretende, a realazos devaluados y débiles, conservar el poder. Sería masoquista, por ello, que una población a la que se quiere esclavizar con la pobreza, continuara dando apoyo a un autócrata que se quiere adueñar del poder para siempre. En consecuencia, el viernes rojo de Chávez debe convertirse en el inicio de la cuenta regresiva de un régimen que debe dar paso a un verdadero gobierno de días de bienestar multicolor. La Verdad |
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