Devaluación diferencial
Escrito por D.F. Maza Zavala   
Jueves, 14 de Enero de 2010 07:27

altEn los 7 años del control de cambio ocurrieron algunas devaluaciones calificadas como ajustes cambiarios; ahora el Gobierno vuelve al régimen de diferenciales cambiarios al que recurrió el gobierno de Luis Herrera hace casi 27 años.

La medida actual implica la coexistencia de 3 tipos de cambio y, en consecuencia, 3 sectores del mercado sujetos a esa diferenciación: 2,60 bolívares; 4,30 bolívares y la cotización que se determine en el mercado paralelo que continúa en operación.

Si la economía venezolana estuviera en capacidad de asimilar favorablemente una devaluación los efectos serían: potencial sustitución de importaciones, mayor competitividad de las exportaciones, aumento de la producción interna, reorientación de la demanda hacia bienes y servicios del país, mejoramiento de la balanza comercial y de las reservas internacionales, mayor inclinación a invertir en el país, menor fuga de capital, entre otros. La economía venezolana actual no está en situación de asimilar provechosamente la devaluación: sufrirá las consecuencias negativas de aquélla, por mayores costos de producción e inversión, menor abastecimiento de bienes de consumo, intermedios y de capital fijo, mayor caída de la demanda de consumo, mayor deterioro del salario real.

Las remuneraciones laborales sufren, desde ahora, una fuerte pérdida de poder adquisitivo que, si no se repone con mayores ingresos monetarios, el nivel de vida se deterioraría más y el índice de inconformidad social ascenderá.

Serán más costosas y más difíciles las importaciones de insumos, equipos e instrumentos de producción; la demanda efectiva interna de bienes y servicios se reducirá en términos reales. Si no cambia la actitud del Gobierno con respecto al sector privado el clima de inversiones no mejorará. Es bueno decir que una medida aislada de devaluación sin otras complementarias, dentro de un conjunto de políticas económicas y sociales que propicien el aumento de la producción y de la exportación, así como la sustitución de importaciones y mayor propensión a invertir en el país, hará que los efectos de la devaluación sean más bien desfavorables en el corto plazo y se reflejarán en mayor inflación, escasez más aguda, reducción del consumo real y continuación de la recesión económica este año.

El principal beneficiario de la devaluación será el Fisco Nacional, porque aumentarán los ingresos teniendo como fuente más amplia el diferencial cambiario. Más dinero para gastar, pero sin contrapartida en producción real. También Pdvsa será favorecida, pues podrá negociar con el BCV las divisas que obtenga al tipo de cambio de 4,30 bolívares, el doble del anterior (2,15 bolívares) y por esta vía sus dificultades financieras se aliviarán. Las industrias básicas de Guayana no están en disposición de aprovechar este diferencial en cuanto a sus exportaciones, pues están casi al borde del colapso y apenas pueden suministrar al mercado interno. Exportaciones no petroleras han venido registrando un descenso continuo los últimos años, hasta un nivel de menos de 3 millardos de dólares (hace 8 o 9 años era de 6,5 millardos).

Es bueno advertir que esta rama de la economía tiene que depender en alto grado de la importación de insumos y servicios que ahora tendrán que obtenerse a un tipo de cambio de 4,30 bolívares; por tanto, la supuesta competitividad de estas exportaciones no se va a lograr en el corto plazo.

Habrá tres niveles de transacciones con el exterior: uno a 2,6; otro a 4,3 y otro al tipo que determine el mercado paralelo. Al parecer el BCV intervendrá en este mercado con el objeto de evitar que el tipo de cambio aumente desproporcionadamente. El mercado diferencial, difícil de manejar, se presta a corrupción. 


El Nacional





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