A estas alturas del desarrollo de la humanidad, América Latina esta sacudida por una variada problemática superada en otras latitudes que, aunque también la sufren, la enfrentan con ánimo de solución definitiva. Hay de todo. Desde acuerdos y coincidencias para defender la democracia hasta pactos de sangre para subvertir sus instituciones y liquidar los valores que le sirven de fundamento. Gobernantes serios y honestos confundidos con audaces que desde gobiernos u oposiciones le venden el alma al diablo por unos cuantos dólares, más negros que verdes, disimulando sus corruptelas con la coartada ideológica del “socialismo del siglo XXI”. Por supuesto, no faltan los irresponsables que no toman partido. Prefieren ignorar los problemas a enfrentarlos.

Así, dividida y sin estructuras multinacionales que funcionen adecuadamente, los peligros que la acechan avanzan en ambiente de lamentable impunidad. Nadie duda de la gravedad de la subversión terrorista y sus consecuencias. Tiene manifestaciones urbanas y rurales en áreas claves. Ejemplos sobran en México, otros países centroamericanos, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia y otros más. Unos de orientación castrista, otros islámica radical, iraní o expresiones de extremismos locales. Ofrecen elementos suficientes para que colectivamente tomemos conciencia y pasemos a la acción. El proceso iniciado en la Audiencia Nacional de España sobre la alianza ETA-FARC-gobierno venezolano, da soporte jurídico y procesal a las convicciones y sospechas en el tema.

Otro problema bastante relacionado, es el narcotráfico en todas sus instancias incluido el lavado de dinero y la corrupción política-electoral y militar que desarrolla, con la excepción casi en solitario de los gobiernos de Colombia y México que libran una batalla existencial con los aportes de Estados Unidos. La mayoría prefiere mirar para otro lado.

En definitiva, los derechos humanos están en peligro. Su vigencia disminuye en esta parte del mundo donde cada día se apela más al expediente de criminalizar penalmente la disidencia política. La sociedad se reduce, mediatizada y atemorizada. Terrorismo, narcotráfico y violación sistemática de los derechos humanos están en la agenda de hoy. En Venezuela tenemos bastante de los tres.

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Expreso/OyN