Hace aguas el proyecto imperial del teniente coronel: los Kirchner naufragan en los fétidos efluvios de su corruptocracia monárquica, Daniel Ortega se hunde en los escándalos de la inoperancia de su gobierno y de su perversidad sexual, el padrote paraguayo se desenmascara en su insólita mediocridad y su bajeza moral y Evo Morales se tambalea en su taburete indigenista.

Hoy, y asediado por sus escándalos, el intervencionismo bolivariano pasa a mayores. Comenzó con el maletinazgo del teniente coronel: el saqueo impúdico de los dineros de todos los venezolanos malversados en operaciones de financiamiento de campañas para-militares y  políticas, de las que se beneficiaran las FARC y el ELN en el campo de las guerrillas y el narcotráfico colombianos y desde Lula da Silva hasta Tabaré Vásquez y desde Daniel Ortega y Rafael Correa  hasta el matrimonio Kirchner Fernández en el campo estrictamente político. No ha habido campaña política o de desestabilización narco-guerrillera en estos últimos diez años en nuestra región en las que no haya estado metida la mano peluda del gobierno venezolano. Así el chileno José Miguel Insulza insista en hacerse el pendejo, con la venia de los gobiernos cómplices de la región y la alcahuetería de quienes sin compartir el credo bolivariano han preferido mirar de soslayo.

La escalada del intervencionismo bolivariano aumenta. Ante la absoluta indolencia de la OEA y los otros organismos multilaterales de la región. No sólo mediante la exportación de su modelo fascistoide, aplicado en Ecuador, en Bolivia y en Centro América, sino también mediante la intervención directa, como ahora en Honduras.

Así, al intento de Manuel Zelaya de copiarse el expediente bolivariano imponiendo la consulta plebiscitaria como forma de legitimar su entronización vitalicia ˆ calcando el modelo castro-chavista del socialismo del siglo XXI como enmascaramiento del asalto al Poder ˆ se acompaña la intromisión de mecanismos electorales ˆ urnas y papeletas seguramente acompañadas de experticia en fraudes y manipulaciones comiciales - y ante el rechazo de las instituciones la directa intervención militar. Los aviones de la Fuerza Aérea Venezolana invadiendo honduras para impedir el curso político de esa nación, que debiera ser soberano atributo de los propios hondureños constituyen la prueba fehaciente del imperialismo chavista.

Que la OEA salga en automática solidaridad con Zelaya sin mencionar el intervencionismo bolivariano avergüenza a quienes todavía le dan un centavo de crédito al ciudadano Insulza,  a las satrapías bolivarianas y a los gobiernos filo chavistas de la región.

Se le mueve el piso a Hugo Chávez. Es recién el comienzo. El naufragio puede estar más cerca de lo que se imagina.

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