Tiempo de archivar las facturas
Escrito por Rafael García Marvez   
Miércoles, 17 de Febrero de 2010 07:35

altUbicado en el justo lugar de la historia coetánea y de los acontecimientos y hechos nacionales que nos ocupan desde meses atrás y que seguirán prevaleciendo sobre todos los venezolanos hasta el día de las elecciones parlamentarias, es importante precisar algunos elementos de irrebatible relevancia. Una de las responsabilidades de los líderes, mejor dicho, de los liderazgos políticos, de los críticos, y lógicamente de los medios de comunicación social, es hablar con mucha moderación y con cabeza “ártica” de
lo que ocurre en el entorno y sobre cuál es el verdadero escenario, sin caer en los fangos de la sensiblería, ni en el histerismo demencial.

Decía esto porque dentro de los sectores democráticos se tomó la decisión de que en aquellas regiones o circuitos donde no se lograra el consenso y no fuera posible la unanimidad, se recurriera entonces a elecciones primarias o de base para que a través del voto se opte por el o los candidatos que les van a representar el próximo 26 de septiembre. Pienso que lejos de crear desazón, esta metodología de votación abierta donde todos los venezolanos, sin excepción, puedan expresar sus preferencias es una práctica genuina en una auténtica democracia.

Por una parte va a entusiasmar a grandes sectores de la sociedad porque serán ellos y no ninguna cúpula metropolitana quienes tomarán la decisión de los que van a representarnos en el próximo Parlamento nacional, es un gran avance.

En segundo lugar será incuestionable la figura que surja de esa votación popular. Por supuesto que siempre y cuando ese proceso se lleve o se conduzca con claridad y sin arrebatones.

Los candidatos y sus equipos de trabajo, asesores, deben tener sumo cuidado con el lenguaje que empleen. Estos a veces actúan con mayor pasión que el propio aspirante. Asimismo, mucho tino con el estilo, con el tono, para no lesionar al contendiente.

Además, con toda certeza, aquél que utilice un lenguaje inconveniente, duro, pendenciero, será castigado inclementemente por esa misma sociedad que está harta de confrontación y que tiene la ilusión de salir de esta locura en las venideras elecciones parlamentarias.

Sin dudas que los columnistas y los mismos medios de comunicación social se mantendrán alerta para llamar la atención a aquellos que se desvíen del camino de la lucha política civilizada y del respeto que se merecen todos los que legítimamente aspiran una curul.

De modo que las viejas facturas que tengamos unos y otros hay que archivarlas por razones de sobrevivencia política. No hay cabida frente a esta catástrofe. Una mal paso es poca cosa ante un gobierno de carácter comunista, cuyo prototipo sea ese anciano marchito de Fidel Castro.

Nada justifica entonces que estemos echándole sal a las heridas o nos autoflagelemos eternamente, mientras la patria se hunde en la ineficiencia y la rapacería.

Por otra parte, le corresponderá a la Mesa de la Unidad actuar con mucha autoridad para servir como un mediador honesto, imparcial y que gane el que más votos obtenga como es lo más natural en cualquier parte del mundo, no valen las zancadillas.

El pueblo castigará severamente, repito, a la oposición de tomar caminos o atajos diferentes a los que dice comulgar.

Si su proceder en la búsqueda del voto se asemeja a los que tanto critican, con los que desde hace más de diez años detentan el poder afianzados por mafias corrompidas, el pueblo les dará la espalda y el chavismo continuará imponiéndose a pesar de la falta de electricidad, de agua, de la corrupción, de todo eso.

Evidentemente que en las regiones donde haya consenso, pues bienvenido sea el consenso. Pero a pesar de eso creo que el método de las primarias es conveniente ya que compromete a todo el país a participar. Nadie tendrá de ahora en adelante argumentos válidos para criticar ni echarle la culpa a los demás por el destino de la libertad y la estabilidad de la democracia.

En definitiva, debemos mirar el porvenir con optimismo bien fundado por cierto. Hay razones para esperar que este 26 de septiembre una mayoría de venezolanos voten para que vuelva al país la concordia. Que las inmensas riquezas del petróleo no las sustraigan los revolucionarios y, en su lugar, esas fortunas se manejen para arrimar el hombro al pueblo para reflote de las miserias en que se encuentra sumergido gracias a ese tropel de bandoleros.

Rótulo: En el Magallanes hay un pavoso que es el culpable de la mabita. No es el pobre Chávez, a quien le echan el pecado encima. A su tiempo lo sabrán.

El Carabobeño


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