Hace tres semanas tuve la oportunidad de visitar, junto a otros profesionales de Latinoamérica, la cámara del senado en Washington y presenciar las discusiones que se estaban realizando.   El día anterior a nuestra visita, el Presidente Obama había presentado  el discurso anual conocido como “El Estado de la Unión” donde había expuesto una serie de propuestas para la reactivación de la economía.
Una senadora demócrata del Estado de New York estaba haciendo una presentación impecable sobre las ventajas del plan presentado por el Presidente y al escucharla con tal precisión de cifras, números y el impacto en la economía, pensé que obviamente desde ya promovían las políticas públicas  en el área de incentivos fiscales  a las empresas que contrataran nuevos trabajadores, la implementación un sistema de seguridad social y el énfasis en el acceso a la educación. La senadora hablaba y desde un atril donde se apoyaba con documentos.  Otra mujer frente a ella, también de pie,  tomaba en una laptop que colgaba elegantemente del  cuello y con un soporte de madera, cada una de sus palabras.  
La réplica correspondió a un republicano. Con suprema elegancia y respeto cuestionó la cantidad de recursos que se estaban destinando a la recuperación de la banca y al excesivo gasto público. Cito a Donald Trump y sus casinos, cuestionando como el dinero público que pertenecía a todo el pueblo americano, rescataba esos negocios, varias veces en bancarrota.  El hombre pidió permiso y saco una lamina gigante, cargada de cifras   y gráficos diciendo que  el dinero del presupuesto pertenecía a todos los contribuyentes y no al Presidente. Nadie interrumpió la sesión. Y aquello era un silencio sepulcral.       
En la mesa directiva del senado me impresiono una docena de jóvenes uniformados, prestos a asistir a los senadores en cualquier labor administrativa. Ellos presenciaban el debate con extremo interés, sin que ningún llegara posiblemente a los 18 años.    
Si me tocara resumir esa brevísima  experiencia en el senado, recordaría los significados y alcance de las palabras  “Democracia” “Seriedad”, “Profesionalismo”, “Respeto” e “Integridad “. Algo que se merecen todos los parlamentos y políticos del mundo. Luchemos para que nuestra Asamblea, tenga mucho de estos elementos.