En estos momentos cuando se nos obliga a los venezolanos reducir el consumo de luz, en vista de la disminución en los niveles de agua de los embalses que permiten la generación eléctrica, nos mueve algunas reflexiones que tienen que ver con la racionalidad en el uso de los recursos naturales. Quien esto escribe y por dos años consecutivos ha participado en la promoción que una vez al año se hace a nivel mundial, pidiendo a los ciudadanos apagar y empresas apagar las luces y artefactos eléctricos no indispensables, durante al menos una hora, con el fin de reducir, aunque sea en forma simbólica, el uso de la energía eléctrica.

La Hora del Planeta (Earth Hour), es una campaña global de la organización WWF, siglas en inglés de World Wide Fund for Nature, vale decir, el Fondo Mundial para la Naturaleza. Esta iniciativa nace en 2007 en Australia para llamar la atención respecto a la necesidad de encontrar soluciones al calentamiento global. Cada año, ciudades y comunidades apagan la luz el último sábado de marzo por el lapso de una hora, como acto simbólico que anime a individuos y empresas a ahorrar energía en su vida diaria, desenchufando aparatos en desuso y cambiando los bombillos por otros de bajo consumo en áreas de gran consumo, entre otras acciones. En Venezuela la actividad es promovida por la Fundación para la Defensa de la Naturaleza (Fudena).

Esto nos lleva a pensar que si los ciudadanos tuviéramos verdadera conciencia de los dañinos efectos que tiene para nosotros y para la generaciones futuras el derroche de energía, si además tuviéramos gobiernos capaces de promover modelos de desarrollo que fueran ambientalmente sustentables, tal vez el problema eléctrico que hoy padecemos no sería lo que es o, en el peor de los casos, sería fácil lograr una verdadera participación de todos en la solución a los problemas.

Lo que sí está claro es que nuestro modelo de desarrollo no es ambientalmente sustentable. Luego de más de diez años de haber entrado en vigencia, nuestros gobernantes no han entendido que la Constitución vigente desde 1999 establece el Desarrollo Sustentable como una aspiración para el país. El modelo constitucional no es el socialismo ni es el capitalismo, es el Desarrollo Sustentable.

La crisis del sector eléctrico muestra el abandono que se ha hecho de nuestros recursos naturales, poniendo en evidencia la irracionalidad en el consumo para lograr satisfacer las necesidades más elementales, amén del descuido en la inversión y mantenimiento del parque eléctrico y de los embalses que permiten la producción energética, mientras se ha regalado a otros países las obras y equipos necesarios para cubrir la necesidad eléctrica. 

Finalmente creo que es necesario educar al ciudadano en la racionalidad en el uso de los recursos naturales, en la importancia que tiene que todos seamos parte de la reducción de cambio climático, lo que además en nuestro caso particular pasa por la necesaria disminución del consumo de electricidad. Pero lo más importante es predicar con el ejemplo, eso es lo que da la autoridad moral para imponer medidas en la reducción del consumo. Apaguen la Luz….!!!!

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