Como si no fuera suficiente, Chávez nos sorprende con un nuevo programa radial, por Radio Nacional de Venezuela, en el cual él será, por supuesto, presentador, locutor, entrevistador, cuarto bate y novio de la madrina. Y digo como si fuera poco, porque son muchas las televisoras y emisoras de radio propiedad del Gobierno (Gobierno y Estado se confunden en la revolución bolivariana) que transmiten, reiteradamente, cual cotorras tropicales, todas las cadenas, intervenciones, bravatas y discursos del Presidente. Ahora resulta que, "de repente", al mandamás de Miraflores se le ocurrió esta nueva aventura radial, para contrarrestar la arremetida que, en su contra, mantienen los medios de comunicación privados, que aún (cada vez son menos) no se han plegado a sus designios. El programa de marras, por supuesto, se llama De Repente con Chávez. ¡Oh!, sorpresa. Y, no tendrá hora ni días definidos para salir al aire. ¡Qué raro! ¿No? A mi entender, no puede haber nombre tan apropiado para definir la gestión de gobierno del militar-presidente, que ha estado caracterizada, precisamente, por la improvisación, la irresponsabilidad y la falta de previsión. 

Tanto es así, que los últimos acontecimientos del país tienen la impronta imborrable del "de repente". Baste con hacer un rápido paneo para darse cuenta de lo que aquí estoy señalando. Tomemos algunos ejemplos que pueden servir de referencia: Chávez, después de 11 años de (des) gobierno, se dio cuenta, "de repente", de que su revolución había abandonado el mantenimiento y la construcción de nuevas fuentes de generación y distribución de energía eléctrica. Y, paralelamente, la demanda, como ocurre en cualquier país del mundo, había crecido sin una respuesta contundente del Ejecutivo para satisfacerla. Entonces, para subsanar tamaño dislate, "de repente", se toman medidas improvisadas de impacto negativo en la población, para después, "de repente", suspenderlas, sin muchas explicaciones. Igualmente, el teniente coronel, de un día para otro, nos sorprende con un decreto punitivo hacia quienes no tienen la culpa de lo que sucede. 

"De repente" Chávez se da cuenta de que hay un problema de suministro de agua potable que, según su criterio sui géneris, es causado solamente por el fenómeno de El Niño. Eso no es totalmente cierto. Ahora bien, los embalses y represas del país ¿se vaciaron de repente? O, será más bien, que esto viene ocurriendo desde meses atrás y, en consecuencia, era menester tomar, anticipadamente, las medidas y acciones de contingencia pertinentes. Ahora los venezolanos estamos sufriendo, quién sabe por cuanto tiempo, los rigores de vivir bajo un racionamiento de agua permanente. 

Después de proclamar a los cuatro vientos que Venezuela estaba blindada ante la crisis económica y financiera mundial, Chávez se embarca en una devaluación brutal de la moneda porque, "de repente", se dio cuenta de que las arcas del fisco nacional estaban vacías, no daban para más. 

Y, last, but not least, luego de años de saqueos de las arcas públicas, el caudillo de Sabaneta, "de repente", se da cuenta de que los bolibanqueros seguidores de la revolución tenían años (en connivencia con los funcionarios encargados de supervisarlos) enriqueciéndose grosera e impunemente, ante la mirada incrédula de una sociedad que ya perdió su capacidad de asombro e indignación. 

Pero bueno, de seguir las cosas así, quizás, en algún momento, Chávez, se dé cuenta "de repente" de que ya no es Presidente de la República.

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