La guerra comunicacional: es irreversible
Escrito por Andrés Moreno Arreche   
Martes, 29 de Septiembre de 2009 19:40

altPara entender los principios estratégicos y tácticos de la Guerra Comunicacional, que es per se una guerra de percepciones, hay que referirse a  la Teoría del Caos Social, que es el estudio de los sistemas inestables en los que dados determinados procesos, pequeños cambios en las condiciones iniciales conducen a enormes discrepancias en los resultados. Este principio suele llamarse 'efecto mariposa' debido a que, en meteorología, la naturaleza no lineal de la atmósfera ha hecho posible que el aleteo de una mariposa en determinado lugar y momento, pueda ser la causa de un terrible huracán varios meses más tarde en la otra punta del globo. Un ejemplo más práctico sobre el 'efecto mariposa' consiste en soltar varias veces una pelota justo sobre la arista del tejado de una casa. Pequeñas desviaciones en la posición inicial pueden hacer que la pelota caiga por uno de los lados del tejado o por el otro, conduciendo a trayectorias de caída y posiciones de reposo final completamente diferentes. Así se puede evidenciar que los cambios minúsculos conducen a resultados totalmente divergentes.


La ‘Guerra Comunicacional’ es una de las tantas variantes de los enfrentamientos del cuarto período en la cuarta generación de los conflictos post modernos, que incluye la desinformación, la comunicación borrosa, y la cibernética aplicada a los medios de comunicación. En esta guerra comunicacional se desarrollan estrategias de marketing, de desinformación y de terror psicológico fundadas en el estudio de los comportamientos individuales y grupales, de sectores y estratos poblacionales, con especial relevancia en el uso de ‘propaganda negra’ o de información falsa de largo aliento, con el objetivo de sensibilizar e impactar sectores clave del mando o de la cadena de mandos de las fuerzas opositoras.


Aún aquellos procesos de cambio social turbulentos, traumáticos y devastadores vividos por la humanidad, han sido precedidos por un conjunto de señales sociales y de signos culturales que no sólo alertaron esos cambios, sino  que de alguna manera presagiaron lo que habría de ocurrir. La incapacidad intelectual o la ceguera circunstancial que impidió esa lectura previa de ningún modo hacen desaparecer de la historia la existencia de su alarma temprana. ¿Qué nos depara el destino a los venezolanos? ¿Cuál es la profecía del Cronos social? El análisis de los escenarios permite inferir las características de ese futuro inmediato.  La revolución comunista que se pretende ejecutar en Venezuela, celestineada tras el impúdico ropaje de un ‘Socialismo del Siglo XXI’ ya ha transitado dos de los tres escenarios necesarios para su consolidación, que son favorables y anteceden la implantación de un régimen, aunque de origen democrático, con absoluta vocación totalitaria.  Estos dos escenarios previos son el odio y el miedo.


El Odio y el miedo se han desatado con furia sobre la sociedad venezolana, acicateados por un proyecto comunista que ha fracasado estrepitosamente en múltiples escenarios pero que aquí ha brotado por el abono del ‘excremento del diablo’ que ahora ha producido paradójicamente más pobreza y más dependencia. Ambos, miedo y odio, se han convertido en argumento de división y disuasión social del discurso de quien dirige los destinos del país y estamos a un paso, corto, breve e inminente de consolidar el tercer escenario: la ausencia moral, paso que se dará si desde las aulas y los maestros y los padres y representantes permiten la indoctrinación que viene solapada, bajo la figura de leyes especiales y de inciertos reglamentos inexistentes, entre el falso pelaje de cordero de la licantrópica Ley Orgánica de Educación.


La fuerte y decisiva oposición de los estudiantes, representada en una huelga de hambre que ha involucrado a otros presos políticos y a otros factores de la sociedad ha provocado que el régimen totalitario dé un paso atrás y haya excarcelado (que no liberado) al estudiante Luis Rivas, quien se incorporó de inmediato a esa huelga de hambre, que no nació por ni para él, sino como una manifestación de un 'vórtice social' que amenaza con desatar una furia precariamente contenida.


Esa liberación debe entenderse como el pequeño gran cambio, la 'sutil desviación de la pelota' que de seguro provocará una trayectoria de caída y una posición de reposo muy diferentes a las calculadas por el gobierno.  La calle se calienta. Hace tiempo que la guerra comunicacional empezó (la impuso el régimen y su sala situacional) pero todo apunta a que ahora es cuando comienza para la oposición, lo que la convierte en irreversible.


¿Cuál de los dos bandos estrategas triunfará? ¿El régimen aplicando cualquiera de sus siete estrategias preferidas porque posee la superioridad económica y mediática? ¿O la oposición, profundizando esta novedosa estrategia por 'aproximación indirecta'? Ahora sí que la guerra comenzó. Prepárese porque es irreversible.


(*) Comunicólogo. Asesor de Imagen e Identidad Corporativas. Profesor universitario. Escritor
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