El fracaso endógeno
Escrito por Luis Ugalde   
Lunes, 28 de Septiembre de 2009 09:01

altSomos partidarios del crecimiento productivo “endógeno”, es decir basado en la productividad propia de los venezolanos en el país. El petróleo nos dio fortalezas, pero ha implantado la dominación de la producción exógena que refuerza nuestra dependencia


“Es el año decisivo en la lucha entre el socialismo y el capitalismo” ( Mao en 1955)

“El caos provocado revistió grandes proporciones, y yo asumo la responsabilidad ( Mao en 1959)

En esos cuatro años el dictador Mao impuso el “Gran Salto Adelante”. Luego vino la otra aventura destructiva, la “Revolución Cultural”. Las locuras del autócrata chino costaron millones de muertes y cientos de millones sufrieron la represión y la miseria. A su muerte, los líderes comunistas reconocieron el fracaso endógeno estatista, enterraron los experimentos criminales de Mao y, manteniendo el pleno control político, se abrieron al mundo, asimilando la tecnología y practicas capitalistas duras; hoy es una gran potencia productiva, aunque social y políticamente todavía subdesarrollada y con derechos humanos conculcados.

Hace un par de meses en Cuba se celebraron 56 años del fracasado asalto guerrillero al cuartel Moncada, convertido en triunfo por el propagandista Fidel. Luego vino el medio siglo de revolución “endógena” con economía y sociedad cerradas y libres del egoísmo y de la corrupción “capitalistas”. Ahora Raúl Castro- con menos talento y afición para disfrazar y vender las derrotas como victorias - habló a los cubanos del desastre económico y de la necesidad de apretarse el cinturón en el último agujero de la pobreza y les exigió más trabajo y productividad “ La tierra está ahí, aquí están los cubanos, veremos si trabajamos o no, si producimos o no, si cumplimos nuestra palabra”. “No es cuestión de gritar ¡Patria o muerte! ¡Abajo el imperialismo!” (El Univ. 27-07-09 1,14)

Al final de medio siglo de aislamiento la Cuba “endógena” importa del mundo capitalista 75% de los alimentos que consume. A Raúl Castro le faltó la humildad política para reconocer que en su isla el problema del hambre, miseria y baja productividad, y el divorcio entre la tierra que espera y el trabajo de los cubanos, no se debe a la flojera de estos, sino a la imposición forzada de un sistema económico “contra natura”, sin libertades, ni estímulos a la creatividad e iniciativa productivas. Granma informó hace poco que desde 2004 la producción de cítricos bajó 51%, la de plátanos 38% y la de otras frutas 29%. Descendió también la productividad por hectárea y seguirá bajando con sueldos mensuales por debajo de $ 30.

Con estos ejemplos el régimen venezolano activó el laboratorio de “ingeniería social” para producir el “hombre nuevo” y emprendió el mismo camino fracasado de la “ruta de la empanada”, bordeada de “gallineros verticales” y cultivos hidropónicos, camino de los “fundos zamoranos” y la economía del trueque. ¡Lamentable, que de esta manera se desprecie el abc de la economía productiva y no se quiera aprender de los fracasos ajenos!

Somos partidarios del crecimiento productivo “endógeno”, es decir basado en la productividad propia de los venezolanos en el país. El petróleo nos dio fortalezas, pero ha implantado la dominación de la producción exógena que refuerza nuestra dependencia y nos alimenta con importaciones. Cuando la ideología y el infantilismo político “revolucionario” eliminan el sentido común, se acentúa la dependencia monoexportadora petrolera y crecen el desempleo y el subempleo “endógenos” y la ruina de nuestra producción. Como nunca antes somos importadores de alimentos (leche, carne, pollo, azúcar, maíz, caraotas y frijoles, arroz y hasta café) que se pueden producir en el país. Entre 1999 y 2008 las exportaciones de Colombia a Venezuela crecieron 560%, mientras las nuestras disminuyen. En ese tiempo las importaciones de alimentos de Colombia crecieron 800% y las de Brasil 2.580% (artículo de Juan Uslar Gathmann).

Detrás de esas cifras deprimentes no hay sólo dólares que salen, sino desempleo y miseria humana para nuestra población.

Hoy en día es imposible el fortalecimiento endógeno productivo por la vía del aislamiento y la demagogia trasnochada. Más bien requiere educación moderna, con valores humanos productivos y sociales, inversión y tecnología nacional e internacional, y empresas bien manejadas con transferencia tecnológica que fortalezca lo nuestro. Aislamiento es miseria… La culpa ni aquí ni en Cuba es de la gente, sino de quien impone este proyecto fracasado.


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