Barreras en la alteridad venezolana
Escrito por Fredayra Rodríguez   
Jueves, 10 de Septiembre de 2009 09:20

altDentro de las raíces de los diversos fenómenos que subyacen en la polarización política entre los venezolanos, podrían considerarse las rupturas simples o más complejas que yacen en las relaciones sociales, cuando se rompen las barreras de la alteridad y se imponen, a fuerza, ideas o argumentos que distorsionan el entendernos y plasman rasgos de violencia de distintas formas, cuales sean, entre la ironía, la discusión, el desprecio, el humor y hasta la desidia e ignorancia de lo real, que puede también entrar en este cerco violento caído.

Tendemos a pensar que el otro está lejanamente fuera de mi realidad y que soy un protegido, entre pedestales, que no me toca este flagelo que vive mi país. Simplemente, soy de una tendencia y ya, o un ni-ni, o sea de ninguna parte o corriente. A veces, ni siquiera se quiere definir una posición, porque creemos que nada de esto nos puede afectar, quizás pensando que es sólo política y nada más.

Pero, cuando paso a ser víctima de la injusticia o de la violencia, por mis criterios de brazos cruzados, se acaba el encanto.

Con el argumento de que “a mí eso no me concierne o involucra”, preferimos escondernos en lo ajeno, encogernos de hombros o apagar el televisor.

Es típica la mentalidad fundamentalista, que alberga el “respeto” como renuncia a la voluntad del compromiso, y la premisa racional: “sin los otros, soy yo”, y “qué importa el mundo o mi país, mientras tenga un trabajo y un techo, o simplemente sobreviva, coma y respire”.

¿Cómo podría afirmarme, si niego a los demás?, ¿podría ser yo en plenitud, sin proyectarme en otros o ser parte de sus reflejos?

Muy por el contrario, sólo seré ser humano con ellos y entre ellos, como ente social, y no frente a otros, que se vislumbran como amenazantes antagónicos en un caldero social que hierve cada día con más intensidad, para separarnos y acobardarnos.

Somos seres sociales, complejos y de piezas únicas, a encajarse en una dimensión de relaciones, que nos rodea y afecta.

Somos parte de un todo llamado Venezuela, que se confunde con una enorme etiqueta, que nos empezamos a creer de diferenciados en contra y en pro de una figura o concepción.

Hoy, en el mundo, se abren puertas que señalan que pasaremos de una multiculturalidad a una interculturalidad sellada por la promoción de la conciliación, la solidaridad, el respeto y el reconocimiento de quien es diferente a mi semejanza, en una misma carpa de identidad nacional, de tres colores en una bandera y un mismo Himno Nacional.

Soñamos con una nueva generación ciudadana, próspera y consecuente con su corresponsabilidad socio-política, económica y cultural, que renuncie a la violencia, pero no al conflicto de expresar sus libertades, deberes y derechos; que apunte a la unión del destino humano por encima de fronteras, razas, religiones, colores o pisos ideológicos; que sobre lo local, piense como sensibilidad a lo universal y ecológico, desde el descubrimiento y aceptación del otro, que soy yo. En otra forma de otredad.

La humanidad la redimen y redimensionan sólo aquellos que buscan un solo universo para dignificarse en él, conjugando lo mejor de sus cercanías para enlazar la esencia de los espíritus, y las mejores estrategias y soluciones en aras de aumentar el bien común.

Despertemos en la alteralidad, rescatemos lo mejor que tenemos... nosotros mismos en el otro que se conmueve, nuestro mejor valor, solidarizarnos en hermandad. Es momento de buscar en lo espiritual, y deshacernos de lo ficticio.

Fuente: El Carabobeño


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com