Niños armados de la patria
Escrito por Enrique Viloria Vera   
Miércoles, 08 de Febrero de 2012 03:20

altCuentan que Don Andrés Bello era muy mujeriego y que un buen día su esposa chilena lo encontró refocilándose con la empleada de servicio. Prontamente le espetó: "¡Pucha Andrés! Estoy sorprendida", a lo que el literato respondió: "Debes mejorar tu castellano: el sorprendido soy yo, tú lo que estás es estupefacta".

Así pasa con los Niños de la Patria del 23, los sorprendidos son los que montaron el show y desvergonzadamente argumentan que un fusil de repetición es como un libro de texto de primaria, debe ser manejado y comprendido a cabalidad. Nosotros, por nuestra parte, lo que estaríamos es estupefactos... pero ni tanto.

En efecto, si la Patria es un Cuartel en el que los civiles somos seres de segunda, verdaderos parias que deben supeditarse a los barullos y confusiones de un militar que ­como todos los milicos­ no entiende de razones sino de instrucciones. El Líder verde oliva ordena pues, decreta, dictamina, prescribe, expropia, controla, regula, fija, determina, establece, sentencia, legisla, en el entendido de que la ciudadanía es una permanente parada militar en la que todos debemos estar pendientes de la voz del amo que grita ¡Firrrmes!, y nunca a discreción porque no le conviene una postura distinta a la de la obediencia sin límites que sus aduladores acólitos le prodigan entre aplausos y vítores.

Nuestros Niños de la Patria son entrenados para la Guerra Asimétrica; estudian en Simoncitos donde son loadas las glorias de un hombre con charreteras; aprenden que el 4F fue más importante que la Revolución Francesa o la de Octubre. Los Niños de la Revolución no estudian Moral y Cívica sino Instrucción Militar, aprenden a amar al Líder por encima de todas las cosas; odian a Páez pero idolatran a Cipriano Castro. Son felices cuando en Carnaval pueden disfrazarse de paracaidistas para vociferar que aman a su Superior Jerárquico y recitarle coplas alabanciosas en las que Florentino se queda pendejo.

En fin, ni tan estupefactos estamos: la Historia nos ha dado nefastos ejemplos de Pasos de Ganso, de Himnos Guerreros, de adoración incondicional al Jefe Supremo, de Desfiles Militares, y de aviones a reacción surcando los cielos con el estruendo de la soberbia y la suficiencia. Los Niños de la Patria de entonces se convirtieron en jóvenes y adultos que salieron jubilosos a derribar las estatuas y los bustos del Caudillo, del Líder, del Comandante en Jefe que ahora todos abominan.


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com