Las piernas abiertas de América Latina
Escrito por Eduardo Casanova   
Miércoles, 01 de Julio de 2009 16:24

¡Qué fácil es prostituirse para una mujer! Es suficiente con abrir las piernas, cerrar los ojos y dejar que el macho haga lo que le dé la gana. Tiene sus riesgos, claro, el Sida, las otras enfermedades, una puñalada trapera.

Pero es mucho más fácil que estudiar una profesión y ejercerla, o que trabajar honradamente de sol a sol, o llevar una familia o hacer vida en pareja. La que se decide por ese camino fácil necesita, claro está, un chulo, cabrón, proxeneta, cafisho, gigoló o como quiera que los llamen, personajes que han sido definidos como “agentes administrativos y de administración en el mercado de intercambio sexual, que sueles prestar seguridad y protección a las putas”.

 

Y no otra cosa son personajes como los Castro de Cuba, los Ortega de Nicaragua, los Kirchner de Argentina, los Chávez de Venezuela, los Correa de Ecuador, los Morales de Bolivia, los Funes de El Salvador, los Lula Da Silva de Brasil, y hasta hace nada los Zelaya de Honduras.

Y también los demás, los de Colombia, de Costa Rica, de México, de Guatemala, de Perú, de Uruguay, de Paraguay, de República Dominicana y todos los demás. Porque la política latinoamericana no es otra cosa que una puta, que se vende al mejor postor y no trabaja, sino que pretende aprovecharse de su condición de mujer y hasta de sus encantos femeninos.

Y se ofrece a los Estados Unidos y a los países de Europa y de Asia, los ricos, para recibir dinero a cambio de sus favores sexuales. Y claro que los Estados Unidos y a los países de Europa y de Asia, los ricos, tienen culpa al aceptar ese comercio fácil, bastante más fácil que una conquista amorosa, pero no tienen toda esa culpa que les atribuyen Galeano y otros defensores de los cabrones, o, si se quiere, los cobrones (los Castro de Cuba, los Kirchner de Argentina, los Chávez de Venezuela, los Correa de Ecuador, los Morales de Bolivia, los Funes de El Salvador, los Lula Da Silva de Brasil, y hasta hace nada los Zelaya de Honduras y todos los demás). Por eso hay que hablar de las piernas abiertas de América Latina, no de las venas. Lo triste es que quienes padecen esa falta absoluta de esfuerzo y de honestidad, son los hijos de la política latinoamericana, los pueblos, que por no rechazar a su madre y a los proxenetas que la explotan, se convierten en unos verdaderos hijos de puta. Duélale a quien le pique lo que les duela y lo que les pique.

+ información: http://literanova.eduardocasanova.com/


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