Por arriba y por abajo
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Miércoles, 21 de Mayo de 2014 15:02

altEn los últimos meses, la institución armada ha experimentado los más intensos cambios que previó el fenecido presidente. El reciente anuncio de una fusión de las milicias con las comunas, hecho por Nicolás Maduro, no agrega nada nuevo en la agenda, mas le da una importante coloración a la ¿inadvertida? Transformación.

Por arriba, la naturaleza que está adquiriendo la corporación castrense es notable en el curso de las solicitudes de créditos adicionales que le aprueba la Asamblea Nacional, casi sin chistar. Ya cuenta con un importante elenco de empresas mercantiles en el área de la construcción, la banca o los medios audiovisuales, que no sólo – singularmente partidizada en el contexto del socialismo rentístico – violenta la fundamental misión que le concede la Constitución de la República, sino que – además - cuestiona la propia doctrina de seguridad y defensa invocada.

Por abajo, la aludida fusión con entidades inconstitucionales, orientada a la militarización de la sociedad, coloca el acento en las intenciones y pretensiones totalitarias de la actual dirección del Estado. Más allá de las disquisiciones sobre el Proyecto de Ley de Ordenación y Gestión Territorial en curso, u otras que legítimamente expresan las angustias colectivas, tamaña fusión y confusión tiene por inocultable paradigma los comités de defensa de la revolución cubanos.

El problema más importante es resaltar, estigmatizar y doblegar al presunto enemigo interno de los tormentos del gobierno nacional, y – para ello – inicialmente cumplirán con la mera formalidad de un reconocimiento que también reportará sus ventajas económicas y clientelares. La comunalización de las milicias, o viceversa, como si no hubiese ocurrido en la práctica a través de los llamados colectivos que ayudan demasiado a la feroz represión, es el paso previo y necesario para una definitiva militarización que haga del oficial profesional el comisario ideal a objeto de controlar y sojuzgar a la disidencia.

Hay demasiada ingenuidad de los militantes y seguidores del partido de gobierno al aceptar y festejar  tan descomunal exabrupto, pues, en última instancia,  aún antes de domeñar completamente a la oposición, tendrán que regalar la sangre de sus hijos para cualesquiera incursiones en el extranjero que se le ocurra al poder establecido. Recordemos, Angola fue una magnífica válvula de escape para enjugar la crisis en la isla caribeña, obsequiando al mundo otra modalidad.


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