La prédica del régimen nos lleva a creer que provenimos de un capitalismo manchesteriano y del cual todavía nos redime heroicamente, forzándonos al eterno agradecimiento. Esta larga etapa dineraria ha conseguido una rara expresión en un socialismo que tiene por única novedad, precisamente, su sustentable carácter parasitario, cuajado en la corrupción y generador de clases que aspiran hasta delictivamente capturar la tajada de la renta históricamente reclamada por todos.

Ya no se trata de los marxismos imaginarios que alguna vez denunciara Raymond Aaron, sino del definitivamente secundario que traiciona los supuestos. Está vedado el paseo más distraído por las categorías fundamentales, incluyendo el análisis leninista del imperialismo a propósito de China, pues es absolutamente acomodaticio, irracional y justificador.

Basta el molde cubano y el imaginario guevarista para sentirse satisfechos, aunque sean infinitas las redes para confiscar los recursos del Estado, a través de los fondos, fundaciones y hasta empresas de carácter mercantil que idean e implementan.  La única discusión que los anima es la de la propia supervivencia en el poder, realizando un socialismo que tiene por único aval el fracaso en otras latitudes y por herencia sus modelos de represión crecientemente aplicados.

Terriblemente asustados hasta por el ligerísimo ruido de las cosas al caer, pretenden asustar a los demás y, por ello, la cacería masiva de brujas en proceso. No habrá acalde o edil, ni parlamentario nacional o regional en pie, de honrar su condición de disidente u opositor: lo peor, convirtiéndose en un rápido y contundente aviso a los suyos, la más mínima inquietud puede significar la traición aunque no haya deserción que caracterizar.

Se dice de la eliminación de los cupos celebérrimos de Cadivi de tratarse de países que votaron en contra del gobierno venezolano en la Organización de Estados Americanos (OEA), receptora de los planteamientos de la diputada María Corina Machado; y se anuncia la captación de huellas dactilares para las tarjetas de racionamiento, redundando en los numerosos registros que ha acumulado de una población por siempre insatisfecha. Indicios de un perfeccionamiento: la cacería de brujas, por aire, mar, suelo y subsuelo.

@Luisbarraganj