Nos correspondió suplir al principal en la sesión del sábado próximo pasado, con motivo del viaje de Chávez Frías a Cuba.  Inició Fernando Soto, quien presidió la sesión parlamentaria, si  mal no recordamos, con un llamado al debate fraternal y a no llover sobre mojado en la materia.

En principio, los oradores se redujeron a dos. Rosaura habló por la oposición, reportando el deseo compartido por una pronta mejoría del Presidente de la República, con una cordialidad también necesaria que provocó el aplauso espontáneo de la bancada oficialista, negado al observar - creemos que tímidamente - la intempestiva convocatoria a la sesión extraordinaria.

Después intervino un vocero del gobierno, al parecer, militante del PCV. Y, para cerrar, el primer vicepresidente de la corporación tras el anuncio del director de debates.

Confieso mi inconformidad con la jornada, ya que - de un lado - no puede considerarse  como un mero trámite lo que se ha asomado desde siempre como una grave circunstancia para el país. Digamos de la bizantina distinción oficialista entre la autorización y el permiso para viajar, la confidencialidad absoluta del diagnóstico médico, la imposibilidad cierta de indagar e informar en torno al padecimiento, la encargaduría de la jefatura de Estado que algunos suponen automática mientras otros la creemos requerida de un acto formal, por no citar la atolondrada convocatoria a sesión. Esta, valga la acotación, sorprendió - incluso - a los propios oficialistas, siendo indispensable la oposición para completar el quorum (resultaba necio emplear un recurso legítimo, como el del retiro de la cámara por los pocos que fuimos).

Agreguemos - por otro - que a la cordial comprensión de la oposición, respondió el chavezato con un gesto circense, porque sobró la inesperada intervención de Aristóbulo Istúriz, quien dio ocasión para la exaltación de la revolución socialista con las consignas del caso. Mojadura sospechosa, acaso como el niño que cuece las sabanas en la noche, orinándolas, necesitan de la enfermiza agresión simbólica que los aglutine.

Entendemos - finalmente - que tales actos de agresión responden más a la urgencia de dejar asentada en acta toda adscripción fanática, notariando por vía televisiva el apego a la figura presidencial. Agreguemos la posterior declaración de Chávez Frías, negándole todo cuartel a la oposición, como si  el discurso de  Rosaura, pacífico y comprensivo, fuese una planificada síntesis de los estudios de opinión que le recomendaban llegarle al "mercado chavista", convirtiendo la mojadura en atajadura de intenciones mercadotécnicas.


Fotografía: Asamblea Nacional,desde la bancada de oposición,  sesión extraordinaria del sábado 06/08/11.

@luisbarraganj