Insisto: el tema ONAPRE acabó para los universitarios.

El instructivo quedó sepultado el día que apareció homologada en la Gaceta Oficial la IV Convención Colectiva Única Universitaria. ¿Eso implica que la Convención es buena y debemos luchar por su inmediata aplicación? No tan a la ligera. Por eso escribo hoy sobre este tema de interés nacional. 

La lucha laboral ha sido épica por estos días. Trascendente en diversos sentidos. La lucha en la calle. El apoyo de los medios, de toda la opinión pública, hizo que el régimen del terror se viera obligado a retroceder. Esto no implica que se entregó, debilitarlo por un flanco no es derrotarlo, tampoco confundamos. ¿Minimizar la victoria? Tampoco. ¿Que el régimen tenía todo calibrado y usó para ello sus sindicalistas entregados hasta las rodillas? No lo creo. No lo creo tan así. Los integrantes de la directiva de la FTUV como denominan a la federación impuesta desde el poder para hacerse los representantes generales de los universitarios, quedaron peor parados de lo que esperaban. Aprobaron nada menos que la entrega del bono vacacional en intolerables pedazos hasta más allá del año próximo. Ojalá se le ocurra levantar cabeza. Tendrán lo suyo. Credibilidad y respeto, ninguno. Ni siquiera de los más rojos. Sepultados ellos y esa impuesta institución sustituta de gremios y sindicatos electos. Un triunfo. Pagaron el bono completo, según las consideraciones económicas miserables del instructivo. Otro triunfo. Incompleto. Sin ánimo alguno de disminuir el tremendo logro. 

El sistemático atropello laboral de estos años a los universitarios y la administración pública tiene su culminación en el instructivo emanado por la ONAPRE, ese que ahora sabemos es inexistente porque lo dice un tribunal espurio. ¿Será que la oficina de presupuesto si existe? Bien. No hay espacio ni tiempo para desvíos. A los trabajadores públicos nos escogieron para pagar los efectos de la corrupción, de las deudas, de los males económicos del país. Salud y educación llevan la bandera de la inclemencia económica y de desprotección social, así como de los lugares de trabajo y sus paupérrimas condiciones inaceptables. Revelarnos trajo sus beneficios. Los seguirá trayendo porque no podemos abandonar la estrategia que bien sirvió: la manifestación por todos los medios. Al contrario, la idea es seguir sumando, hasta el triunfo final. Que esto sea revitalizador para rebelarnos ante el despotismo permanente. 

Estos años han acabado con prestaciones sociales, seguros y cuanta protección social había, incluidas las posibilidades de sostener gremios y sindicatos, porque alguien se queda con el dinero que han pagado profesores y trabajadores para la afiliación mensual a gremios, sindicatos, cajas de ahorro en institutos de previsión. El sueldo disminuido por el instructivo, lo que ocasionó una descarada reducción de sueldos materializada en algunas universidades como la USB, es nada ante la realidad económica. El corolario fue el intento de expropiación también del bono de las vacaciones. 

A los universitarios nos queda exigir el pago de la deuda causada desde el último "incremento" de sueldos. No son conchas de ajo, aunque ya estén más que devaluadas, en un treinta y cinco por ciento hoy. La deuda incluye el monto arrebatado al bono vacacional. Nos queda exigir la aplicación de todos los efectos socioeconómicos de la engañosa y manipulada CCU impuesta. Nos queda acompañar en sus reclamos a los demás sectores a los que los sigue rigiendo el instructivo del terror. No queda exigir la vuelta a la protección social. En conciencia de que es derecho humano, constitucional, laboral. Nos queda exigir condiciones físicas laborales. En universidades destruidas, destruidas a pesar de que algunas fueron maquilladas. Nos queda enfrentar con todas nuestras herramientas al régimen despótico. Aquí no se hace lo que él quiere sino lo que se debe hacer. Esa debe ser la conciencia. 

No es solo exigir las debidas condiciones económicas y laborales. Es la protección de la academia, de los factores humanos todos, de la investigación y producción de conocimiento para colocarlo al servicio de la comunidad, de la defensa de los valores democráticos y de la libertad. El camino fue trazado. Hay que insistir.