¿Volver por Yare a Carabobo?
Escrito por William Anseume | X: @WilliamAnseumeB   
Viernes, 24 de Junio de 2022 00:00

altHoy es 24 de junio. Hace doscientos y un años que se libró la Batalla de Carabobo.

La que sellaría la libertad venezolana de los españoles. Una recordación de la libertad dada efectivamente por los militares en el terreno de la guerra. En su terreno.

Hace 30 años exactos, unos jóvenes militares quisieron recuperar para sí la hazaña de Simón Bolívar, de Páez y otros tantos héroes de los de nuestro paseo Los Próceres. Quedaron mal entonces. Presos. Y quedan mal situados en la historia del país. Estaban enrejados en Yare, luego de la intentona golpista que llaman, aquella del 4 de febrero. Compusieron un manifiesto para dejar asentadas en palabras las razones para justificar su ataque a la democracia. Denominaron el documento: "Las razones que nos obligaron a insurgir". Un glosario de críticas a la democracia. Pedían: justicia, separación de poderes, defensa del territorio, protección de los derechos humanos. Atacaban: la corrupción, la mala distribución de la riqueza, la existencia de presos de conciencia. No hablaban de ellos y su respectiva situación actual para aquel momento. Las razones que los obligaron a insurgir eran, según ellos, una interpretación de las necesidades del país. 

Algunos de estos seres se arrepintieron en el camino. Se dieron cuenta del inmenso error. Hoy no hemos podido recuperar la democracia ni obtener una mejor por causa de aquellos mequetrefres, ególatras y deseosos de poder, de riquezas. Algunos ya fallecidos por cierto. Hugo Chávez, principalmente. El resumen del resultado de sus actuaciones, una vez obtenido el poder político en Venezuela es ampliamente desastroso. El despotismo que nuclea semánticamente el himno venezolano no tiene parangón ni siquiera con los españoles a los que se les arrebató por las armas la independencia. No existe separación siquiera simulada de poderes. La justicia es la que deciden desde el poder político, los Derechos Humanos se pisotean todos a diario. Los presos políticos son torturados como nunca antes, hasta la muerte o la inhabilitación física. Su número en cuanto a presos y a sometidos a regímenes distintos a la prisión es inaudito. 

Por otro lado, Venezuela encabeza las listas mundiales de corrupción. Las de pobreza, las de inflación. El máximo organismo mundial: la Organización de Naciones Unidas ha determinado que lo que nos ocurre es una Emergencia Humanitaria Compleja. El territorio lo han venido entregando los que asumieron la representación del cambio de la democracia a este intento de totalitarismo cívico-militar avanzado, al punto de que el estado Apure de los llaneros nuestros ha sido prácticamente tomado por grupos guerrilleros, como el Amazonas, o el Tachira. El Esequibo, como nunca, estamos a punto de perderlo. Las cárceles comunes son manejadas por grupos de pranes respaldados desde el poder, como otros grupos armados, llámense colectivos o desadaptados armados de todo tipo. Todo esto en un país completamente arruinado, por el que se pasean grupos terroristas de la peor especie mundial. Para lo cual solo basta conocer lo que ocurre con el avión detenido en Argentina y asociarlo a las cadenas de tiendas iraníes o a su participación -la iraní- en la empresa de refinación en El Palito para medir el alcance de la penetración provocada por impotencia.  

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Las razones que los llevaron a levantarse en armas contra el poder político electo de aquel momento, hace treinta años, se han multiplicado de manera incalculable, con el inmenso daño producido a toda la nación: moral, cultural, económico, social y político. No solo no volvieron a producir una nueva libertad en Venezuela sino que, además de cercenarnos la que había, nos han encadenado a todos en este secuestro y tortura colectiva que aplican. No por moda, como alguien descarado me dijo en la calle, están casi siete millones de venezolanos huyendo de sus razones para la insurgencia de entonces. La tercera población del mundo en desplazados, porque la invasión de Rusia a Ucrania ha sido significativa y nos arrimaron del segundo al tercer puesto, nada honroso.  La Fuerza Armada, su "querida" Fuerza Armada la pulverizaron hasta su cuasi desaparición y el incumplimiento de sus funciones básicas. Han vuelto añicos el Estado, a propósito. 

El legado no pudo haber sido peor. Muy ingrata la recordación; la vivencia más, de estos 30 miserables años macabros, causados por una intentona fracasada, como fracasado fue el intento por superar las dificultades del país que ahora lucen nimias en comparación con este inmenso desastre del chavismo, del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MVR-200). Tanto así que la superación de las dificultades causadas no encuentran asidero para desplazarlos del poder ocupado para prosternar sin contemplación alguna a toda la población. Seguimos en la búsqueda de una alternativa para desarraigar este inmenso despropósito que hoy, malamente, recordamos. Loas, por siempre a Carabobo. Como decía un lema de ellos hace un tiempo, sí, hay que volver a Carabobo, en busca de libertades. Sin ellos. Quienes quedarán en el peor lugar de la historia. No entre los próceres, precisamente. 


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