José Brito: Malas decisiones
Escrito por José D. Solórzano | @jdionisioss   
Miércoles, 11 de Diciembre de 2019 06:35

altEn las siguientes líneas hablaré del caso del diputado a la Asamblea Nacional, José Brito, más allá del escándalo dentro de la Comisión Permanente de Contraloría

y enfocado a la toma de sus decisiones. 

Para nadie es un secreto que la carrera política y pública de Brito inició a través de las ondas hercianas  de Órbita, e incluso para algunos entendidos él y su colega locutor Marcos Figueroa en Puerto La Cruz, fueron dos proyectos políticos del recordado Fernando Zaurín. 

José Brito, se sirvió del alcance de la estación de radio para hacerse un nombre en el Municipio Simón Rodríguez, el tercero en importancia en el estado. Su presencia mediática le facilitó un impacto político y su carrera pública se disparó más allá de la concejalía que una vez ocupó. 

Aunque es diputado nacional su gran sueño fue ocupar la silla de alcalde de la ciudad de El Tigre, y cuando le llegó la ocasión idónea, tomó una de sus peores decisiones. 

Todas las encuestas daban como ganador a Brito, ni una sola se atrevía a colocar a Ernesto Raydan por encima del diputado. Sin embargo, Raydan jugó sus cartas de manera espectacular, apoyándose en el carácter iracundo de Brito lo llevó a que aceptara medirse en unas primarias. ¡Error fatal!

A pesar que Brito poseía mayor intención de votos, certificado por todos los estudios de opinión, carecía de la organización y del pulmón partidista para afrontar un reto de esta magnitud. Según los protagonistas desoyó a sus asesores y colaboradores, tomando el camino de su derrota. 

Como era de esperarse la maquinaria de Acción Democrática (AD), al servicio de Raydan, derrotó fácilmente a José Brito, quien antes de este episodio era un “alcalde esperando la elección”. 

Su estilo agresivo, el cual no puedo criticar porque todos los estilos son válidos y respetables aunque no los compartamos, lo empujó a aceptar una medición que para él era innecesaria y altamente riesgosa, como al final lo pudo constatar en carne propia. 

Brito, tal vez influenciado por el exalcalde Ernesto Paraqueima, de quien alguna vez fue aliado y posteriormente rival, se acostumbró a actuar políticamente a través del verbo encendido, la actitud fuerte y la frontalidad desmedida, lo cual en algunos casos puede ser plausible y en otros reprochable. 

Ahora, José Brito se ve envuelto en el escándalo de los diputados integrantes de la Comisión Permanente de Contraloría, y a una supuesta relación y tráfico de influencias con uno de los zares de los CLAP en el país. Y cuál fue la reacción de Brito, la de siempre. 

El diputado, lógicamente atado a sus pasiones, decidió huir hacia adelante, decidió responder a la candela con más candela y de tratar de medirse en un careo mediático contra Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, y encargado por ésta a guiar la transición en  la nación. 

Para mi juicio este fue otro gran error de Brito, no debió enfrascarse en una pelea tan directa. En este momento la opinión pública está contra él, su imagen en la población de El Tigre, como en el resto de Anzoátegui, está en el subsuelo y le costará un mundo levantarse. 

Y frente a la actitud combativa de Brito, hacemos contraste con la pasibilidad, prudencia y sigilo que observamos de otro diputado anzoatiguense también afectado por el escándalo, el señor Richard Arteaga, quien ha reducido al mínimo sus declaraciones con el firme propósito de salvarse al mover los hilos internos de su partido.

¿Será que tendremos que hacer la esquela política de Brito? Creo que no, porque en política no hay muertos. 

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!


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