La huelga no fracasó
Escrito por Roberto Olivares   
Jueves, 01 de Octubre de 2009 15:21

altEs impresionante la cantidad de personas que me han enviado correos electrónicos, expresándome su frustración porque los estudiantes levantaron la huelga de hambre demasiado rápido, y por ende, ganó el dictador y sus emisarios colorados. Personalmente me hubiera gustado ver en huelga de hambre a todo el país, o por lo menos, a la mayor cantidad de gente posible apoyando a los estudiantes; en especial a sus familiares y amigos. Pero cómo no vivimos en un mundo quimérico, ni mucho menos irreal, cómo en el que pretende vivir Chávez a fuerza de mentiras, petrodólares y desengaños, eso hubiera sido casi imposible por razones harto conocidas de logística y resistencia. Sobre todo, si tomamos en cuenta que se lucha contra una dictadura salvaje, en la que la vida de los ciudadanos sólo representa una estadística más, a ser engavetada en los archivos fúnebres del recuerdo.

De manera tal, que deberíamos poner en perspectiva la razón primordial de la huelga de hambre, antes de comenzar a descalificar y a lloriquear a priori, sin argumentos de ningún tipo. La huelga de hambre se originó en apoyo al estudiante Julio Rivas, y después se decidió ampliarla en apoyo a todos los presos políticos del régimen. Con el pasar de los días, los estudiantes exigieron un pronunciamiento oficial por parte de la OEA y una reunión de alto nivel con los magistrados de la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos) Mientras esto ocurría, los voceros de la dictadura se burlaban de los estudiantes, y hasta llegaron a decir que de noche comían arepas de cochino y tomaban cerveza importada. Con ese mismo libreto emanado de la sala situacional de Miraflores, se le instruyó a los directores de los hospitales públicos, no recibir a ningún estudiante que fuera llevado de emergencia (cómo de hecho ocurrió en varias ocasiones) so pena de ser despedidos de inmediato. Fascismo puro, pero a la criolla y caribeño.

No obstante todo el peso del estado sobre ellos, la huelga comenzó a llamar la atención de la prensa internacional, y poco a poco más estudiantes se sumaron a la protesta. De hecho, para el momento de levantarla, ya la huelga de hambre sumaba alrededor de 300 estudiantes de todo el territorio nacional. El gobierno al verse acorralado, cedió y dejo en libertad a Julio Rivas, es decir, se cumplió el propósito primogénito de la protesta. Julio valientemente salió de la cárcel y se les unió de inmediato a sus compañeros, que se encontraban en la sede de la OEA en Caracas. Los estudiantes continuaron su protesta y exigían el pronunciamiento inmediato del Secretario General del organismo multilateral, y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Cabe destacar, que la dictadura castro-chavista no le ha permitido a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA visitar el país desde hace varios años, y los repetidos intentos han sido rechazados por el régimen dictatorial.

Finalmente y ante la presión de la prensa nacional e internacional, el infausto Secretario General de la OEA (Insulza), instó al gobierno a permitir la entrada de una comisión de la CIDH, algo que obviamente no ocurrirá, pero que por lo menos coloca en tres y dos a Insulza, y al organismo multilateral (aquí se juega al desgaste, el que se rinda primero pierde)

Igualmente, un vocero de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se comunicó vía telefónica con los estudiantes y les prometió una reunión de Alto Nivel lo más pronto posible. Evidentemente con acciones de resistencia y desobediencia civil “no violenta”, los estudiantes no derrocarán al dictador de inmediato, pero poco a poco se le seguirán “serruchando” las patas al régimen golpista, y se irá creando una conciencia colectiva y democrática que conllevará sin duda alguna al derrocamiento inminente del dictador.  

Así que los que deseen hablar de fracaso, empiecen hablando del fracaso de Chávez que en una década ha llevado el dólar de 500 a 7000, la inflación a colocarse entre las tres primeras del mundo, la producción petrolera de 5 millones de barriles diarios a 2 millones y pico, la delincuencia se ha quintuplicado y llevamos 150 mil muertos en casi 11 años, la deuda interna pasó de 2.3 billones a 45 billones, se han construido a duras penas alrededor de 130 mil casas (supuestamente se construirían 100 mil por año), ha derrochado, malgastado, y regalado, más de 100 mil billones de dólares, ha intercambiado petróleo por caraotas y arroz, ha permitido la cubanización del país, ha destruido la Fuerza Armada Nacional, ha creado milicias armadas y para-policiales, se ha asociado con todos los grupos terroristas y fundamentalistas del planeta, ha financiado a la guerrilla colombiana, ha destruido a la sociedad venezolana, y para rematar ha sembrado la semilla del odio y la división social en todo el país.  

Eso mis queridos lectores, sí es un verdadero fracaso de proporciones brutales e incalculables. No lo que valientemente hicieron nuestros estudiantes arriesgando su vida y la de sus compañeros. Nuestro norte es la libertad de todos los presos políticos y el retorno de la paz, la democracia, y la civilidad a nuestra querida y sangrante nación. El fracaso lo lleva el dictador en su mente retorcida y en su pobre espíritu atormentado, desgraciado y marginado ¡Los estudiantes triunfaron, y con ellos toda Venezuela! La lucha continúa…


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