La guerra comunicacional: no es ´sucia´es distinta
Escrito por Andrés Moreno Arreche   
Miércoles, 23 de Septiembre de 2009 11:18

altEn un interesante artículo publicado el martes 22 de septiembre, el joven abogado y comunicador Yon Goicoechea Lara nos introduce dentro de la madeja de las percepciones, y cómo éstas pueden afectar, negativamente, el desenvolvimiento de los individuos.

Nos habla específicamente, de los efectos de la 'guerra comunicacional', a la que califica de 'sucia' cuando se manifiesta en acusaciones y re-acusaciones entre miembros de un equipo (la oposición) presumiblemente incitada por elementos considerados quinta columna, cuya función no es otra que la de sembrar cizaña, desconcierto y desunión.
Acertadamente diagnostica las consecuencias que tiene dar pábulo a esas gestiones, aunque equivoque el calificativo que le da, pues la guerra comunicacional no es 'sucia' o 'limpia'; no es 'maligna' o 'benefactora', sino ...¡todo lo contrario! como lo hubiera definido indefinidamente CAP.
1.- La guerra comunicacional es una Teoría de procesos persuasivos que se rige por 10 Leyes fundamentales y se ejecuta con 13 Principios estratégicos y tácticos. Los procesos persuasivos se inician con la definición de el o los objetivos (a corto, mediano y largo plazo), luego con el análisis de los escenarios (reales, posibles, probables, concomitantes e inesperados), para luego seleccionar las estrategias y las tácticas que sean las que garanticen la consecución de los objetivos persuasivos predeterminados.
La introducción de elementos quinta columna en el entorno contrario... La generación de discordias y desuniones entre miembros de un grupo o conglomerado, con base a las formas comunicacionales del chisme, la intriga y la desinformación, no son malas per se. Son elementos tácticos que deben ser reconocidos como tales, y para los que las organizaciones deben tener los dispositivos preventivos, identificativos y ejecutivos para enfrentarlos con éxito y con el menor efecto disuasivo dentro de su estructura y sus seguidores.
2.- La guerra comunicacional es la Planificación de campañas cuyos objetivos específicos respondan a la jerarquía y el orden de los objetivos generales; los que se desprenden del análisis de los escenarios y de la adecuación permanente de los objetivos políticos, que varían constantemente, y con ellos deben  cambiarse o incrementarse las campañas de información, de desinformación, y las de 'aproximación indirecta', sin descuidar las campañas de 'pulsión interna' que son las que se utilizan para evitar 'troyanos' y 'gusanos' dentro de la organización.
En un escenario de batalla persuasiva, las acciones de inteligencia y contrainteligencia corporativa son tanto o más importantes que las de información.
El 'troyano' y/o la 'cizaña' son recursos que se utilizan en maniobras comunicacionales distraccionistas mucho antes que surgiera la Unión Soviética, Goebbels y Stalin. De hecho han estado presente en todas las culturas de la humanidad y referidas desde la historia antigua como elementos importantes en todas las confrontaciones ideológicas de que se tenga  referencia.  La conquista de Grecia por Darío El Grande... Los impecables éxitos militares y políticos de Alejandro III de Macedonia (Alejandro Magno), y hasta las recomendaciones sobre la mentira y la desinformación que aparecen constantemente en el libro “El Arte de La Guerra”, de Sun Tzu, son sólo algunos ejemplos de estrategas que planificaron sus campañas militares con base en la información y la desinformación.
3.- La guerra comunicacional es una Doctrina propagandística, cuyo objetivo no es la consecución de la verdad, sino la captación de adeptos a la causa propia, para concienciarlos y convertirlos en propaladores del mensaje, sea éste un mensaje de bien o de mal. Vista así, la guerra comunicacional no es sino la consecuencia inminente de una necesidad doctrinaria; de un proceso político que por un lado facilita el convencimiento y la captación de adeptos, pero simultáneamente desarrolla maniobras divisionistas y distraccionistas dentro de las filas contrarias, con el deliberado propósito de desarticular sus bases filosóficas, crear desconcierto entre sus seguidores y finalmente debilitar al extremo posible las oposiciones ideológicas para imponer, por convencimiento, las ideas que inspiran las políticas de acción.
Yo invito a Yon y a los demás amigos y colegas comunicadores a conversar sobre estos temas y conocer más de cerca las Leyes y los Principios de la Guerra Comunicacional que nos permitirán entender el 'por-qué' se disemina entre un determinado grupo social las desuniones y las rencillas intestinas; nos permitirá comprender 'cómo' actúan las maniobras de desinformación; y finalmente nos permitirá determinar 'cuáles' son las acciones comunicacionales necesarias.  Tal vez lo 'malo' de la Guerra Comunicacional es no conocerla ni comprender su utilidad, precisamente ahora cuando tenemos en Venezuela a un Presidente que sí la conoce y la utiliza... ¡Con todo éxito!

(*): Comunicólogo, profesor universitario, conferencista, escritor.



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