Sería indigno de mi parte conociendo personalmente a varios miembros del movimiento estudiantil, no escribir algunas líneas de aliento para con el estudiante Julio César Rivas Castillo, de 22 años, perteneciente a la Universidad Alejandro Humboldt de Carabobo y líder del movimiento estudiantil democrático JAVU (Juventud Activa Venezuela Unida). Julio César Rivas acaba de ser imputado por la dictadura institucional que vive el país, a través del Ministerio Público, hoy 09 de septiembre del año 2.009 (09-09-09), por los delitos de: instigación a delinquir, resistencia a la autoridad, excitación a la guerra civil y uso de arma genérica.

Los fiscales que efectuaron la medida ilegal, atroz e inconstitucional ordenada por la Fiscal General “Nazi” Luisa Ortega Díaz, devota colaboradora del régimen castro-chavista y futura convicta por crímenes de “lesa humanidad”, fueron: el fiscal 20° de competencia nacional, Daniel Guédez; y la fiscal 20° del área metropolitana de Caracas, Daisy Bolívar. El tribunal 37° de control de Caracas, a cargo de la jueza Leydis Azuaje, ordenó que Julio César fuera recluido nada más y nada menos que en la infame cárcel del Rodeo, nido de asesinos, violadores, narcotraficantes y cuanto bicho raro exista en los bajos mundos de nuestra perdida patria. El mandato obviamente fue dado desde lo más alto de la jerarquía chavista, y los esbirros cumplieron a cabalidad, sin chistar y con cheque en mano.

El mensaje hoy en día es todavía más claro que antes: Si ya la indolente Fiscal General había expresado públicamente hace unas semanas atrás que las protestas serían criminalizadas al mejor estilo cubano, ahora  el recado es frontal y va dirigido expresamente a los estudiantes: ¡O se quedan quietos, o los jodemos! Ya no hay nada que ocultar, la arremetida dictatorial es con todo y se lleva acabo ante la mirada pasiva y cómplice del gran grueso de la población venezolana que presenciaba un juego de fútbol entre Perú y Venezuela. Al igual que hicieron con los canales de televisión y las emisoras de radio, el régimen trata de imponer forzadamente una autocensura generalizada en la población.

La dictadura arremete bestialmente para infundir temor y decirle a los estudiantes entre líneas: <> Poco a poco la dictadura castro-chavista corrompe las entrañas de la sociedad, y nos obliga a vivir esclavizados, en zozobra y sin libertad. ¿Cuántos de nosotros no tenemos hijos, sobrinos,  hermanos, primos, o nietos de la edad de Julio César y en alguna universidad del país? Estoy seguro que la mayoría de nosotros. En éste momento Julio César que fue golpeado por los esbirros del régimen el lunes por la noche cuando fue secuestrado violentamente en su propia casa; representa la lucha de todos nosotros sin distinción de raza, color, posición social, partido político, etc.

No podemos dejar sólo a Julio César para que pase a engrosar la lista de los presos políticos de la presente dictadura criminal. Es el momento de imponer la voz de las mayorías y no abandonar la calle y la protesta. El país es de nosotros, no es de Chávez ni de sus esbirros tarifados. Nuestra voz debe ser escuchada hasta en los confines del universo. Los clarines de la libertad deben tronar más fuerte que nunca y la desobediencia civil debe ser generalizada. Siempre es más oscuro antes del amanecer, el régimen tiene miedo y no podemos desmayar. El dictador debe ser derrocado de inmediato. ¡Ahora más que nunca: RESISTENCIA!


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