No más Chávez
Escrito por Antonio Sánchez García | @sangarccs   
Lunes, 07 de Septiembre de 2009 21:43

altHemos reconquistado la calle. Nos fortalecemos en pueblos, barrios y urbanizaciones a lo largo y ancho del país. Mantenemos la iniciativa. Y nada ni nadie nos hará desistir de nuestro magno propósito: ponerle un fin definitivo  a esta pesadilla, utilizando todos y cada uno de los medios constitucionales  a nuestro alcance.


Brillante, excelente, necesaria iniciativa la de los jóvenes colombianos que le dieron forma y nervio a la requisitoria que este viernes 4 de septiembre le dio la vuelta al mundo: ¡No más Chávez!

Como bien lo señalara Gustavo Coronel, se trató de una iniciativa generosa y vibrante que debe ser enjuiciada con criterios cualitativos, no cuantitativos. Que no haya habido un rincón del planeta, por retirado que estuviera, en la que no resonara la consigna del rechazo a nuestro impresentable personaje, huérfano ya de respaldo multitudinario en nuestro país y visitante de satrapías y dictaduras africanas y orientales para recabar un baño de multitudes, no puede menos que causar satisfacción. Quienes ayer nos quejábamos por el desconocimiento de los sectores progresistas del mundo ante el talante dictatorial y totalitario, brutal y desaforado del teniente coronel, podemos darnos por satisfechos. Nadie en el mundo pide la salida de Lula o de la Sra. Bachelet. Inclusive de los Castro, mácula indeleble del despotismo en América Latina. Que lo hayan hecho con Hugo Chávez no puede menos que irritar al caudillo y ensombrecer a sus asesores de imagen. Ya corren a reparar el estropicio paseándolo por entre las luminarias de Venecia, como antaño los Rubirosa por los estudios de la Metro. Por un puñado de dólares. ¿Por qué no lo pasean por La Charneca?

No es cierto que más importe la fama que el prestigio o la popularidad que el respeto. Hugo Chávez ha ingresado al hall del deshonor y representa en el mundo el rostro más feo de la Venezuela retrograda, analfabeta y autoritaria. Como Ricardo Lagos representa la sabiduría y el coraje de la inteligencia política chilena y Lula o Fernando Henrique Cardoso, la brasileña. Como Oscar Arias el temple y la ecuanimidad costarricense e incluso Toledo y Alan García el espíritu democrático y progresista del Perú de la modernidad.

Chávez pertenece a otro combo, que podrá mostrar la atención de los camorreros y las primeras planas de los mafiosos y desadaptados, jamás la nombradía de los justos: Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa. Cero credibilidades. Cero prestigio.  Ninguna operación de marketing costeada con transferencias mil millonarias a los laboratorios de lobby hollywoodense pueden borrar de una plumada los millones de mensajes que colmaron la red planetaria durante semanas: ¡No más Chávez! Sin más costo que un idea brillante y sin más esfuerzo que pulsar una tecla. La era está pariendo un corazón.

No faltan quienes andan a la caza de la quinta pata para desmerecer de esa jornada en nuestro país culpando  de ello a la oposición. Craso error. Nada más sabio y justo por parte de la Mesa Unitaria que dejar la iniciativa de los jóvenes colombianos al mundo entero, convocar a todos nuestros desterrados a que tuvieran la más activa participación desde sus lugares de exilio y asegurar al mismo tiempo el éxito de nuestra jornada, colofón natural de esa importante iniciativa, cumpliéndola a cabalidad el sábado 5 de septiembre. Con nuestras propias consignas y en las mejores condiciones de espacio y tiempo posibles. Pues la tarea de sacar a Chávez nos compete a nosotros, los venezolanos. Y cualquier error lo pagaremos nosotros mismos.

El descomunal éxito de esa última jornada nos dio la razón. Superamos con creces la ya descomunal convocatoria lograda el 22 de agosto. Broche de oro de esa etapa de nuestras luchas y apertura de las que se inician en este septiembre crucial. Hemos reconquistado la calle. Nos fortalecemos en barrios y urbanizaciones a lo largo y ancho del país. Mantenemos la iniciativa. Y nada ni nadie nos hará desistir de nuestro magno propósito: ponerle un fin a esta pesadilla, utilizando todos y cada uno de los medios constitucionales a nuestro alcance. A la medida de nuestras fuerzas y tras un detenido y ponderado análisis de la correlación de fuerzas.

¡No más Chávez!


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