Por fin, apareció un gran líder
Escrito por Enrique Pereira   
Viernes, 21 de Agosto de 2009 08:26

altDeje de criticar los pitos y las banderas y piense en el poder que tiene una gran concentración de gente. La ley de educación estuvo engavetada ocho años, pues la gran marcha de aquel veintitrés de enero cuya bandera fue: “Con mis hijos no te metas”, asustó al gobierno.



Con falta de azúcar y exceso de leyes revolucionarias, nos seguimos deslizando cuesta abajo desde lo alto de esta montaña de mentiras y medias verdades. Usted sigue esperando y ellos siguen trabajando, para asegurarse de que usted siga así, simplemente esperando.

Usted espera por alguien que lo ayude a encontrar el camino de salida así que religiosamente escucha algunos programas de televisión, de radio y lee con detenimiento cualquier cosa que le parezca que tiene sentido para hacerle ver que ya estamos cerquita del final. Siga soñando que lo único que no se logra, es lo que no se sueña. Usted ha estado esperando que aparezca un gran líder que lo ayude a mover su espíritu y sus pies.

Cumplir nuestros sueños requiere de acción. No hay tal cosa como que mis sueños llegarán solos,  me los cumplirá el gobierno, o estos muchachos estudiantes que hablan bonito y se mueven como políticos. Usted tiene que amanecer un día cualquiera cargado de decisión y comenzar a trabajar para estar mañana en el lugar donde quiere estar. Basta de contemplaciones, lamentos y quejas, incorpore en su rutina diaria algo que nos ayude a todos a lograr salir de este marasmo. Esas tareas pueden ser tan sencillas como escribir un volante con algunas ideas, copiarlo diez veces y repartirlo en el Metro o en la esquina. Conviértase  en el líder que usted ha estado esperando por muchos años.

Si usted es particularmente inclinado a creer en el gobierno, tiene ideas socialistas, o está recibiendo algún  favor del gobierno, con trabajo o con becas, le solicito con respeto que reflexione profundamente acerca de lo que ha estado apoyando. Llegó la hora de dejar de creer en que a este presidente lo engañan, y llegó la hora de pensar seriamente si lo que recibe hoy, justifica dejarles a sus hijos un país sin libertades, al más parecido estilo de la revolución cubana, a cuyos “héroes” ahora adoran nuestros conductores. Imagínese con una libreta de racionamiento esperando el día en que llegue el pollo para hacer una larga cola. Paséese por la idea de lo que sería nuestra patria, llena de recursos, manejada por gente capaz.

Deje de criticar los pitos y las banderas y piense en el poder que tiene una gran concentración de gente. La ley de educación estuvo engavetada ocho años, pues la gran marcha de aquel veintitrés de enero cuya bandera fue: “Con mis hijos no te metas”, asustó al gobierno. Lo mismo sucedió hace un par de años, cuando el propio presidente la mandó a parar. Hagamos bulto, sumemos esfuerzos pues de otra forma seguiremos recibiendo más de la misma medicina. No espere por nadie, hagamos historia de la buena, de la que produce orgullo y deja un claro mensaje a nuestras futuras generaciones. Los únicos que pueden cambiar el rumbo de este país somos los venezolanos, no importa de que color o raza política, pero convencidos de que para no permitir esta constante violación a la constitución y a nuestros valores e ideas debemos todos –unidos bajo una sola bandera- gritar con fuerza a los cuatro vientos: “Viva la libertad, no doblegarán mi espíritu”


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