El autócrata, en una de sus tantas sesiones dicharacheras, manifestó que ahora es cuando está “apretando el acelerador” para impulsar su ruin revolución; para ello se ufana de contar con unos poderes públicos que obedecen a ciegas sus mandatos, como lo está haciendo la maturranguera AN.

En la misma medida que el autócrata aprieta el acelerador de su revolución, se acelera también el rechazo de la sociedad civil hacia su régimen; prueba de ello, es el solemne repudio que todos los sectores de la vida nacional le están dando a las leyes inconstitucionales aprobadas en la AN, como ocurrió con la Ploe, que, siendo aprobada, movilizó la conciencia nacional y su ámbito de aplicación va a traer situaciones desagradables entre los venezolanos.

En este sentido, podemos afirmar sin ningún riesgo de equivocación que nunca, como ahora, estamos sintiendo la unidad de los venezolanos en la defensa del sistema democrático y de las libertades ciudadanas. No le va a resultar fácil al autócrata imponernos leyes “cubanistas” porque hasta el propio pueblo chavista repudia el malsano interés de convertir en borregos silentes a los ciudadanos.

El derrumbe del autócrata en las encuestas es inequívoco y eso genera dudas en su comportamiento futuro. El próximo año se celebran elecciones para una nueva AN y eso puede desencadenar situaciones peligrosas en el orden político. El autócrata quiere seguir gobernando, pero ante la cruda realidad de su pérdida del respaldo popular, es probable que busque vías totalmente antidemocráticas e inconstitucionales para mantenerse en el poder, emulando de esa forma a su padre y tutor político: Fidel Castro.

Esta apretada del acelerador por el autócrata es un mensaje que la sociedad civil venezolana ha percibido y ya inició los pasos necesarios para frenar en todas las instancias, electorales o no, la ideología recalcitrante que quieren a la machimberra imponernos. Llegó la hora del valor, del coraje, de la valentía de los ciudadanos para  quebrar la mal llamada “revolución del siglo XXI” y dejarle a nuestros hijos un país estructurado por la filosofía de la paz y por la integridad de las libertades ciudadanas.

(*): Profesor universitario

Fuente: La Verdad