En la segunda jornada de negociaciones por la crisis de Honduras, ambas delegaciones admitieron el fracaso de la mediación. El gobierno de facto no acepta el regreso de Zelaya al poder. El presidente Arias pidió 72 horas más para convencer de su propuesta al gobierno de Micheletti.
A las 3:00 de la tarde, hora de Costa Rica, los representantes de ambas delegaciones hondureñas reunidas en la residencia particular del presidente Óscar Arias, comunicaron a la prensa que "fue imposible" llegar a un acuerdo entre las partes para la resolución de la crisis institucional por la que atraviesa Honduras.

Carlos López, representante de la delegación del gobierno de facto que encabeza Roberto Micheletti, manifestó: "Lo siento mucho señor Presidente, pero no podemos aceptar su propuesta, específicamente el primero de los puntos referente a la restitución de Manuel Zelaya en el poder. Sería atentar contra la institucionalidad y la legalidad de mi país, y contra su soberanía".

Por otra parte, quien fuera ministra de Energía y ahora integrante de la delegación de Manuel Zelaya, Rixi Moncada, afirmó: "Quiero expresar el agradecimiento al presidente Arias por sus esfuerzos.  Es una lástima  que la delegación del gobierno de facto no haya querido respetar lo que exigen la OEA y la Organización de Naciones Unidas, y el que es el punto fundamental de la propuesta de nuestro querido mediador. Nosotros, como representantes de Zelaya fuimos los primeros en aceptar esa propuesta".


A su momento, el presiente Arias dijo: "Mi conciencia me dice que debo seguir con este proceso otras 72 horas para continuar trabajando. Estoy seguro que después de hablar con varias personas, el presidente Micheletti aceptará mi propuesta.... ¿Cuales son las alternativas al diálogo? ¿Qué pasa si un soldado dispara contra un ciudadano armado, o un ciudadano contra un soldado? Tendríamos una guerra civil y se derramaría sangre, lo cual el pueblo hondureño no se merece. Por esta razón, mi conciencia me dice que debo seguir trabajando".

El desenlace de la mediación de San José comenzó a vislumbrarse como negativo cuando se conoció en Costa Rica, y sobre todo en el entorno de la delegación del gobierno de Micheletti, los términos de una entrevista que Manuel Zelaya dio a un diario brasileño.

En efecto, al Folha de Sao Paulo, Zelaya afirmó que no aceptaba desistir del llamado a una Asamblea Constituyente, tal y como figuraba en uno de los siete puntos del acuerdo que se negociaba. Estas declaraciones habrían puesto en alerta al gobierno de Micheletti, que volvió inflexible su posición y ratificó su intención de someter a Zelaya al imperio de la ley.