Descaro
Escrito por Nelson Barreto Herrera   
Viernes, 07 de Agosto de 2009 08:32

altLa desfachatez política con la cual actúan los gobiernos del grupo llamado ALBA (Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela) en el campo internacional, deja mucho qué desear. Se nota con clara evidencia la costura demagógica de la pelota que lanzan al campo, adrede, sin importarles la vergüenza denotada en la verborrea de sus líderes.
En sus acciones dejan traslucir el sello antiimperialista estadounidense. Todo el acontecer perjudicial en los pueblos albarenses es achacado directa e impunemente a los Estados Unidos, país al que atacan en extremo y acusan de ser el autor material e intelectual de todos los males y sufrimientos de Latinoamérica; política que han introducido como parte ceremonial protocolaria, contando además, con la colaboración de algunas pléyades políticas. Tan útil ha resultado su acucioso fin que han logrado empotrarlo en las entrañas de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Cuando se ven en aprietos ineluctables cuyas soluciones apremiantes escapan de su propio centro de acción, entonces bosquejan el diseño de recurrir de inmediato a los EE UU en demanda de una luz que defina solventar el problema que plantean con “humildad” y genuflexiones. Así, se vio a un Zelaya corriendo, cual jugador de fútbol al meter un gol, a entrevistarse con Hillary en procura de la ayuda imperialista para recuperar el poder, mientras el resto de los albarenses aúpan una “intervención americana”. ¿Cuál habría sido el comportamiento de los albarenses si lo ocurrido en Honduras hubiera sido en México o Colombia, por ejemplo?

Su laboreo antiimperialista les ha rendido tanto que la susodicha OEA ha devenido ahora en tribunal de los estados americanos, en el cual sus miembros, en lugar de agotar el mandato imperoatributivo de apelar a los tradicionales métodos de las soluciones pacíficas y prácticas de las controversias (mediación, negociación, intermediación, etc.), simplemente se han tomado facultades judiciales impropias que desdicen del espíritu normativo de sus preceptos originales establecidos. Jamás habíase visto que un organismo de tal naturaleza se tomara atribuciones tribunalicias de manera descontrolada, arbitraria y con una inmediatez espasmódica; y menos aún que nadie haya levantado la voz dentro de su propio núcleo para intentar siquiera disipar tamaña transfiguración política.

Porque si a ver vamos, en ese caso de actuar como tribunal debió haberse procedido también a oír a la otra parte comprometida en la acusación (Michelleti). No existe ningún tribunal que dicte sentencia alguna con sólo atenerse a oír a una única parte involucrada en un juicio. Para bailar hace falta dos. No puede ser valedero ni puede tener peso específico que, porque a alguien se le ocurrió la idea de pagar la orquesta, mande en el baile. La orquesta debe tocar solita -sin intervención de terceros- ciñéndose únicamente a las pautas rítmicas de animar la fiesta.

Fuente: El Carabobeño


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