Mercosur - Unión Europea
Escrito por Alexis Aponte | X: @alexisaponte14   
Martes, 16 de Julio de 2019 05:24

altEl 28 de junio del presente año fue anunciado en Bruselas el Acuerdo Mercosur-Unión Europea, cuyos documentos definitivos están en proceso de redacción definitiva,

revisión legal por las partes, para su posterior publicación y obligatoriedad de los países miembros de ambas comunidades. 

Este Acuerdo, por lo conocido, es fundamentalmente comercial, siendo su fundamento, una reducción progresiva de los aranceles que actualmente son  aplicados por los países miembros de ambos bloques. 

El Mercado Común del Sur (Mercosur) es un tratado de integración regional, firmado en 1991, por los siguientes Estados Miembros: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, posteriormente se incorporan Venezuela, actualmente suspendido,  y Bolivia en proceso de aprobación. También forman parte de este bloque en calidad de Estados Asociados: Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Surinam y Perú. 

Este Acuerdo involucra una zona de libre comercio y un arancel común para todos los miembros y, como en todos los tratados hay artículos que se refieren a funciones de complementación, cooperación e integración económica, social y cultural. Un punto importante para los venezolanos es lo referido a la libre circulación para los nacionales de estos países, éste último beneficio se ha visto vulnerado en los últimos tiempos, dada la suspensión de Venezuela y al volumen de la diáspora de los venezolanos. 

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El Mercosur representa un mercado de 305 millones de habitantes (2017) y un Producto Interno Bruto (PIB) de US$ 2.73 billones. La UE la forman 28 países con un mercado de unos 508 millones de habitantes y un PIB de US$ 16,2 billones (13,2 billones de Euros. Estamos hablando de un mercado de 813 millones de habitantes. 

El Acuerdo considera la reducción progresiva de aranceles para ambas partes. La UE  aplicará tasas preferenciales al 7,5% para el  92% de las importaciones provenientes del Mercosur, mientras que, se eliminarán los gravámenes para el 91% de  que todas las importaciones provenientes de la UE, el resto disfrutarán de las consideraciones de productos especiales (9%). Igual son asimétricos los plazos acordados para las partes en lo que respecta a modificación de los aranceles; el cual estará sujeto a las variaciones del PIB. El Mercosur podrá modificarlos dentro de 15 años, mientras que la UE a 10 años. 

Esto implica que los precios de los productos y servicios europeos serán más baratos para los consumidores miembros del Mercosur. Esto implica un riesgo para la producción industrial y manufacturera sudamericana, ya que tendrá que competir con las importaciones europeas y esto obliga a una mayor eficiencia en materia de costos y calidad por parte de los empresarios locales. 

En materia de intercambio de servicios por las partes se llegó a un acuerdo con aranceles iguales a cero, lo cual involucra que nuestras empresas dedicadas al diseño y producción de servicios tienen que evolucionar hacia una mayor acumulación de conocimiento y una especialización en áreas donde podamos ser competitivos con la UE. 

Una realidad en Latinoamérica que no se puede ignorar es la asimetría económica de nuestros países. En todos estos procesos de integración existen beneficiados y otros no tanto, por lo que, estarán en la obligación de desarrollarse para obtener ganancias en un mercado altamente competitivo. Por ejemplo; Argentina (y probablemente Chile) podrán penetrar el mercado europeo con sus vinos y carnes y esto podría perjudicar a ciertos productores agropecuarios europeos. Otros sectores como la industria automotriz, el sector farmacéutico y la industria textil tanto  argentina como la brasileña en la mayoría de los casos muy protegida localmente, tendrán que competir en igualdad de condiciones con los europeos y eso obliga a mayor eficiencia. 

Los países miembros del Mercosur si quieren ser competitivos y no salir perjudicados en estos Acuerdos, tendrán que revisar las cargas impositivas al sector privado, los decretos unilaterales sobre salarios mínimos, los impuestos parafiscales, la leyes laborales que limitan acciones como reducir personal, bien sea por situaciones económicas o avances tecnológicos y toda aquel marco normativo que limita las iniciativas privadas.

Chile y Brasil tienen algunas ventajas institucionales basadas en su estabilidad económica y política, mientras que Argentina se debate una vez más en otra crisis económica, con alta inflación, devaluación de la moneda, un alto endeudamiento y una alta probabilidad de caer en la tentación populista (otra vez), esto la coloca en desventaja a mediano y largo plazo para competir con países más estables como los europeos. 

Desde el punto de vista macroeconómico, nuestros países tendrán que buscar la eficiencia presupuestaria que gire a torno a la eliminación de los déficits fiscales, reducir la inflación y evitar devaluación de la moneda para no obtener ventajas en las relaciones de intercambio internacional. 

Estos Acuerdos y éste en particular, involucran cláusulas sobre el respeto por parte de los países miembros a las normas democráticas, la libertad de circulación de sus ciudadanos, libertad para ejercer ciertos trabajos, incluso de pasaporte común. Normas que beneficiarían a los venezolanos, si hubiésemos mantenido, nuestra condición de  miembro activo, pero lamentablemente la gestión y el no respeto por las normas de convivencia internacional por parte de Venezuela, nos ha colocado en situación de “suspendido”. 

Esta hubiera sido una extraordinaria oportunidad para nuestro país de insertarse en el mercado europeo y convivir con los grandes bloques de integración y poder aprovechar las condiciones de complementariedad, ayuda e intercambio que tanto necesitamos, para poder dar un salto cuántico en materia de desarrollo. 

Para un gobierno de transición debe ser objetivo central: incorporarnos como socio activo, para lo cual debemos cumplir y acatar todas aquellas sanciones que dieron origen a la suspensión, en segundo lugar diseñar una estrategia comercial, industrial y de servicios, en la cual podamos ser competitivos, asumiendo la iniciativa de querer ser un actor principal, partiendo de una premisa: estamos en cero y esto significa, que no tenemos nada que perder, al fin y al cabo, todas nuestras industrias están destruidas o muy cercanas a ello. 

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