En algún momento tuve dudas de la fortaleza espiritual y política del Gobierno provisional y legítimo de Honduras. Pensé en criollo que “después de matar al tigre, le tendrían miedo al cuero”, de acuerdo con el hecho inusual de producir la súbita sucesión del Presidente Manuel Zelaya por su desempeño anticonstitucional, entre otras cosas, de promover un referéndum para aprobar la reelección presidencial que en esa Constitución está expresamente impedida. Pero además contribuyó básicamente a las acciones tomadas,  tanto por la Corte Suprema de Justicia como por el Congreso Nacional, la Fiscalía de ese país y de sus Fuerzas Armadas, de destituir y de someter a juicio al Presidente Manuel Zelaya, su estrecha relación con el Presidente venezolano Hugo Chávez y con su revolución socialista del Siglo XXI que ponía en serio peligro la democracia ya consolidada y ratificada en esta coyuntura por los altos dirigentes de los poderes públicos que a pesar de la presión internacional de la Organización de Estados Americanos, de los Estados Unidos, y de los presidentes de algunos países de casi todo el mundo que en mayor o menor fuerza, han tratado de imponerle a Honduras un presidente que fue destituido en tan buena hora. 

La O.E.A está plenamente convencida de que los hondureños que  están al frente del país tienen toda la razón del mundo y deben tener un sentimiento de culpa por no haber atendido las denuncias que por mucho tiempo esa gente estuvo haciendo en el organismo latinoamericano que ahora a demostrado ser un club de presidentes mientras los pueblos quedan a la intemperie, sin ninguna protección ante los abusos de los gobernantes. Los venezolanos somos quizás la víctima más emblemática de esta circunstancia. Si aquí sucediera algo parecido tendríamos todas las motivaciones legítimas para hacerlo.

La Corte Internacional de Derechos Humanos a dictado innumerables sentencias al gobierno venezolano y a quien funge de presidente y no le han parado papelón y los archivos de ese tribunal y de esa asociación de presidentes se siguen llenando de denuncias de violaciones de todo tipo por parte del déspota que nos gobierna y los funcionarios de la OEA miran para otro lado, se hacen los locos. Este aspirante a jefaturar un imperio y sustituir a los yanquis, ha decidido ahora “apretar el acelerador” y en un mes ha cerrado 34 emisoras y promovido ante una Asamblea Nacional que le pertenece en propiedad exclusiva, varias leyes; una Ley Orgánica contra la Educación mediante la cual pretende convertir a nuestros hijos en zombies descerebrados que se aprendan el lema terrorífico “Patria, Socialismo o Muerte…venceremos”, que ya se lo encasquetó a los militares, ahora quiere a los estudiantes y a los trabajadores para sentirse en su máxima egolatría y apreciación de ser querido y amado por un pueblo que desde hace 50 años decidió ser pacífico y vivir en democracia y cada vez que intentamos manifestar nuestro desacuerdo con sus barbaridades nos reprimen con gases, con agua, con palos, con bombas, con balas provenientes de francotiradores y bandas armadas. Impulsó una Ley contra la propiedad privada con una Ley de Tierras y por no decir más, desde hace tiempo pretende meterse en Colombia para perturbar su democracia y entregarle el país vecino a las FARC que son sus aliados y la O.E.A de lo que se ocupa es tratar de imponer la voluntad de Chávez en Honduras, haciéndole el favor a Hugo Chávez.

Por supuesto que no logrará ninguna de las dos cosas, los colombianos están curados de espanto, las tienen bien puestas y no van a dejar imponerse un gobierno de terroristas. Por su parte Honduras tiene su fuerza moral, no pueden atribuirle un acto antidemocrático, sino la liquidación de un hombre que se le entregó y casi entrega su país a un bárbaro, un loco con un cañón que dispara dólares petroleros que ya se acaban y  tiene a nuestro país arruinado, destruido. Nuestras mujeres pobres paren en las calles de la Gran Caracas que fue. El capital privado huye de la barbarie y el panorama es un país sombrío, un venezolano acabado y una dirigencia política de oposición que no encuentra el camino. Lo mejor es que Honduras se salió con la suya, no se dejó imponer a Zelaya, lo cual hubiera sido fatal para América Latina. El Presidente Micheletti despidió a los cancilleres de la OEA con estas palabras: “Aunque no nos reconozca el mundo, habrá elecciones el 29 de noviembre y Honduras saldrá adelante sin el apoyo de la comunidad internacional”

PD: Espero que el Señor Presidente  de Venezuela me conceda la ORDEN DE EL LIBERTADOR en su Primera Clase por haber escrito este artículo.
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