Soplan otros vientos dentro de la Unasur
Escrito por Carolina Barros   
Viernes, 28 de Agosto de 2009 07:44

altHay novedades para la cumbre de la Unasur en Bariloche, convocada de urgencia luego que el acuerdo entre Washington y Bogotá para el establecimiento de 7 bases militares en suelo colombiano, provocara turbulencias y dudas en varios gobiernos sudamericanos: Colombia y Ecuador estarían a punto de reanudar sus relaciones diplomáticas, interrumpidas desde marzo de 2008.

Ante la consulta de Ámbito Financiero, desde el gobierno de Álvaro Uribe admiten que se avanzó mucho en el acercamiento con el de Rafael Correa, pero que, frente al tenso clima creado a priori de la reunión de la Unasur, prefieren manejarse con pies de plomo y calificar a este estadio de la relación como de “despresurización”.


Desde Brasilia, a su vez, el gobierno de Lula también aportó lo suyo en el establecimiento de un “vector de distensión” para el recargado clima que provocó el tema de las bases militares (fogoneado más que nada por el venezolano Hugo Chávez, quien pregonó que soplaban “vientos de guerra”). La velocidad con que se iba reacomodando la situación en las últimas horas del miércoles, obligó a retocar varias veces las agendas de los presidentes. En especial las del colombiano Uribe y del brasileño Lula, que en los finales del día de ayer decidieron adelantar su llegada a Bariloche -en un principio pensada para el viernes a la mañana- para la noche de hoy, cuando durante la cena, ambos presidentes buscarían aunar criterios y discursos de cara a la reunión general de las 10 de la mañana del viernes.


Hubo, también, durante el transcurso de la jornada, circulación fluida de pedidos y condiciones. Desde el palacio presidencial Casa de Nariño se hizo saber que Colombia no iba a modificar el acuerdo con EE. UU., pero que en la reunión se buscaría aclarar todas las dudas que los países sudamericanos tuvieran al respecto. El canciller Jaime Bermúdez pidió que el cónclave del viernes fuera televisado en directo, para evitar trascendidos o interpretaciones parciales. Varios países objetaron esa sugerencia. Entre ellos, Venezuela.
Por su parte, Marco Aurelio García dio por un hecho la recomposición de relaciones entre Quito y Bogotá. Habló de la necesidad que hubo de "encapsular el problema de Ecuador y Colombia" para poder llegar a un acuerdo dentro de la cumbre de Unasur, en donde Lula pidió haya “apuesta al diálogo” y un “clima moderado”.


Al cierre de esta edición, las consultas entre Colombia y Ecuador seguían siendo febriles. Sin embargo, algunos temas espinosos ya habían sido aceitados, como dejó trascender “Folha de Sao Paulo”. Todos ellos derivados de la incursión colombiana en suelo ecuatoriano el 1 de marzo de 2008, cuando arrasó el campamento de Raúl Reyes, líder de las FARC. Entre ellos, el de la extraterritorialidad en el combate a la narcoguerrilla, y que el gobierno de Correa depusiese el ataque judicial contra Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa y posible candidato a suceder a Uribe.


La urgente intervención, el martes, de dos emisarios brasileños, el Ministro de Defensa Nelson Jobim, y el asesor especial de Lula, Marco Aurelio García, ante los ministerios de Defensa tanto en Bogotá como en Quito habrían acercado el milagro. Puntadas finales al remiendo que paciente y subterráneamente venían haciendo las cancillerías colombiana y ecuatoriana desde algunas semanas, tanto en el terreno diplomático como en el comercial (hace unos días, Quito levantó las salvaguardas para productos colombianos). Simultáneamente, el Vicesecretario para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Christopher J. McMullen, hacía una rápida gira por los países de la región (ayer estuvo en Buenos Aires y Montevideo). No se descarta que el gobierno de Colombia haya pedido la ayuda de Washington para reforzar su gestión.

El acercamiento entre los gobiernos de Uribe y Correa dejaría a Chávez desbalanceado y sin uno de sus laderos bolivarianos contra Colombia, la aliada de EE. UU. que, para el venezolano, es socia del “imperio” en la región. Le queda, por ahora, un ala sana: el boliviano Evo Morales, quien ayer pidió que cada uno de los países de la Unasur convocase a un referendo para aprobar o no las bases en Colombia. Una manera bolivariana, desde la máscara de la democracia plebiscitaria, de seguir interfiriendo en los asuntos internos de los otros.


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