Francamente insatisfactorio
Escrito por Andrés Cañizález   
Martes, 11 de Agosto de 2009 08:45

altCarta al señor Miguel Ángel Moratinos, ministro de Relaciones Exteriores y Cooperación de España.
No está entre mis costumbres ejercer el género epistolar en este espacio, pero su reciente visita a Venezuela, y su posterior apreciación sobre la salud de la libertad de expresión en este país, con amplia repercusión dado su alto rango, merecen una carta pública que espero los funcionarios de la embajada en Caracas le hagan llegar hasta su despacho. En primer lugar, al revisar su historia profesional, es notable su trayectoria diplomática.

El estilo diplomático, canciller, sin embargo puede jugar malas pasadas. Sostuvo usted, en una entrevista publicada por el diario El País que “En Venezuela hay un sector de medios de comunicación muy crítico con Chávez. Creo que el nivel de libertad de expresión es satisfactorio”, punto y aparte. Allí se acabó el tema para usted. Tal vez esta destemplada declaración habría pasado sin pena ni gloria en otro momento de la coyuntura venezolana, pero tuvo usted mala suerte. Soltó usted esta apreciación del nivel satisfactorio de la libertad de expresión en Venezuela cuando recorrían el mundo, incluyendo a la prensa de su país y otras naciones europeas, una serie de noticias, declaraciones y llamados. Su declaración se dio a conocer, casualmente, el día en que una turba de unos 30 motorizados asaltó, y la expresión no es una metáfora, a uno de esos medios críticos que usted señala como ejemplo de la salud para expresarse en Venezuela. Adicionalmente habían sido cerradas 34 emisoras de radio y se había propuesto una Ley de Delitos Mediáticos, una de las propuestas más retrógradas de que se tenga conocimiento en los últimos años.

Pasa lo contrario, canciller, la persistencia de medios críticos, tales como el canal Globovisión, que seguramente le fue mencionado como ejemplo por los funcionarios venezolanos que le atendieron en Caracas, es símbolo de lo que vamos retrocediendo en materia de libertades. Ese canal enfrenta innumerables juicios y procedimientos administrativos, sus periodistas no pueden ingresar a las conferencias de prensa oficiales, ataques como el del 3 de agosto se han repetido a lo largo de una década sin que hasta ahora se hubiese sancionado a un responsable. Para muchos, la rápida detención de la señora Lina Ron, por este hecho violento en contra el canal ubicado en La Florida, debe ser mirado al menos con suspicacia, pero esa es harina de otro costal.

Señor Moratinos, usted sabe que un ejercicio pleno de la libertad de expresión es aquel que no acarrea consecuencias, salvo en casos excepcionales. A usted, con toda seguridad, le parecería inaceptable que su despacho impidiera el ingreso de periodistas de un medio crítico del gobierno, tampoco estará en su política quitarle publicidad del Estado a los medios no complacientes, y menos aún enviar a los funcionarios tributarios con una lupa distinta cuando revisan los libros fiscales de periodistas y empresas mediáticas independientes. Todo ello, sin duda alguna, forma parte del entramado de la libertad de expresión.

En una democracia, como un principio básico, todos deberían gozar de los mismos derechos para expresarse y no pagar consecuencias por tener un punto de vista distinto, como usted sabe no hay expresiones buenas y expresiones malas, tal como lo ha sentenciado el máximo tribunal de su país, con una amplia jurisprudencia, en la cual se le otorga un nivel mayor de protección a lo que se dice en los medios masivos. Estoy seguro de que usted, al analizar la salud de la libertad de expresión en España, no estaría satisfecho en decir que hay medios críticos, sino que vería todo el entramado, para facilitar un flujo de informaciones y opiniones realmente libre. El Estado, usted lo sabe, puede jugar un papel clave en promover la expresión, no en restringirla. Su visita, porque tal vez no pudo informarse, coincidió con un cierre masivo de emisoras de radio, muchas de ellas eran la tribuna para que funcionarios electos con el voto popular pero que no tienen la franela roja del chavismo pudiesen expresarse. ¿No le parece llamativa tal coincidencia?

Canciller, no creo que haya tenido tiempo de pasearse por la televisión gubernamental de Venezuela, otro asunto neurálgico de la libertad de expresión, como lo ha evidenciado el empeño del gobierno del cual usted forma parte, en promover medios que sean realmente públicos. Usted, como millones de personas alrededor del mundo, debe recordar que el impase aquel del “¿por qué no te callas?” tuvo su origen en que al jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero, le pareció inaceptable que nuestro mandatario insultara al señor Aznar, tristemente recordado en su gestión oficial en España. Pues, señor Moratinos, eso que muchos aplaudimos de aquel caso, una actitud civilizada hacia la oposición por parte de quien está al frente del gobierno, es lo que exigimos en Venezuela, y eso tiene que ver con el ejercicio de la libertad de expresión. El principal canal oficial, lo siento pero me niego a llamarle público, ya sabe, para evitar confusiones en usted, se dedica sistemáticamente a desprestigiar y desacreditar a las voces opositoras de Venezuela, sin que los afectados puedan ejercer el derecho a la defensa y/o réplica. Estoy seguro de que algo así no lo toleraría usted en la Radio y Televisión Pública Española.

En fin, señor Moratinos, todo este recuento de anomalías, que están recogidas en diversos informes públicos, sólo tiene por finalidad decirle que el nivel de la libertad de expresión en Venezuela es francamente insatisfactorio.


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