Dudas soberanas
Escrito por Guillermo Martín | @guimarcastel   
Sábado, 08 de Julio de 2017 06:28

altNuestra entrega anterior finalizó advirtiendo cómo el régimen pretendería confiscar el cincuentenario lema que usó Acción Democrática para enfrentar el abstencionismo

fomentado por la guerrilla: “¡Votos sí, balas no!” La otra ironía detectada tiene que ver con la desobediencia civil, declarada desde el hemiciclo parlamentario por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que llamó a crear comités de rescate de la democracia para impedir la instalación de centros electorales el próximo 30 de julio y, con ello, los comicios constituyentes; una actitud que recuerda al obstruccionismo de la ultraizquierda que ¡ahora gobierna con los militares!

Antes de ampliar la reflexión sobre ambos factores, conviene traer a colación dos mensajes de personajes disímiles, aunque ahora vinculados (o vinculables) con la oposición; se trata de la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, y Óscar Pérez, el piloto del helicóptero del sobrevuelo amenazante.

1.- Los mensajes

De entrada, hay que llamar la atención sobre los símbolos. Mientras que, en el video del 3 de julio, Ortega aparece en su despacho, flanqueada por la bandera nacional a su derecha y la del Ministerio Público a su izquierda, y al fondo un retrato a cuerpo entero de Simón Bolívar, de rostro “clásico” en términos de Henry Ramos Allup, sobre un estante de libros; un día después, Pérez se muestra con una bandera nacional al fondo, en la clandestinidad, al tiempo que exhibe a su derecha y al pie del tricolor, un arma de alto poder.

Ahora bien, como lo explica la sección de la Galería de Arte del sitio Web oficial , el retrato de 1975 es muy peculiar: el Bolívar estadista.

“Boulton divide la iconografía de Bolívar en tres períodos bien definidos: el período inicial, que abarca desde 1800 hasta 1804; un segundo período que va de 1811 a 1825, y que comienza con la representación del Bolívar «histórico» y concluye con los retratos del héroe en el cenit de su gloria; y un último período que abarca desde la victoria de Ayacucho hasta el año de 1830…

El Bolívar pintado por E. Tamayo H. corresponde a una versión de alguna pieza del tercer período iconográfico, en el que la figura del héroe da paso a la del hombre político y civilista, al pensador que forja una república, al legislador. El Libertador se nos muestra vestido de civil a la usanza de la época, con corbata, chaleco y gabán. Aparece de pie y en actitud seria e hierática, apoyado con su brazo izquierdo en un muro desde el cual mira de tres cuartos de perfil al espectador. Sostiene en la mano un pergamino que hace alusión a su papel como ordenador del cuerpo legal de la nación en ciernes”.

En otras palabras, independientemente de la animadversión –por sucesos de 2014- que despierte en muchos la Fiscal General, ambos videos contrastan dos visiones para resolver la crisis sociopolítica: la del Bolívar civilista –o quienes se supone serían sus herederos (no hay retratos de Hugo Chávez)- que da prioridad a la vigencia de la Constitución –el pergamino- y la de quien se ve a sí mismo como “nuevo Libertador” y toma las armas; es decir, la salida pacífica versus la violenta. Sobra decir que dentro y fuera del país, la primera es preferible a la segunda, que podría desembocar –como peor escenario- en una guerra civil. Sin embargo, conviene preguntar: ¿a quiénes conviene más que identifiquen a la oposición con Pérez y no con Ortega?

Se insiste: la secuencia de ambos videos no es espontánea. El video de Pérez –difundido tras la emboscada de la Sala Constitucional contra el Ministerio Público-buscaría generar confusión en las filas opositoras, apelando al mito del héroe y el hombre fuerte, y al mismo tiempo sembrar dudas en la Organización de Estados Americanos y la Organización de Naciones Unidas sobre quiénes podrían asumir –y cómo- el gobierno si el régimen capitulase.

De hecho, el mensaje de Pérez buscaría desvirtuar la actitud civilista y firme de Ortega, sirviendo además para justificar un eventual decreto de estado de conmoción interior o, al menos, una represión mucho mayor. ¿Qué dijo la Fiscal General? “La democracia, la institucionalidad y los derechos humanos se ven seriamente amenazados… Mi rol de Fiscal General exige y demanda asumir la primera línea de defensa de nuestro Estado republicano y marcar el camino de nuestro pueblo. Las instituciones deben funcionar y se deben respetar… El Ministerio Público… no se intimidará y mucho menos entregará sin luchar las libertades y los derechos de los venezolanos”.

Tras invocar el artículo 333º constitucional, “… llamo a los que amamos esta patria, a quienes la sentimos, a quienes queremos calidad de vida, a quienes quieren que sus familias vuelvan a unirse y a quienes quieren que sus hijos regresen al país con oportunidades, a defender pacíficamente y sin violencia lo que por derecho nos corresponde. Nuestra lucha no tiene colores políticos; es en nuestra nacionalidad e idiosincrasia donde están los grandes valores comunes que nos motivan a rescatar a Venezuela. Juntos defendamos la Carta Magna, nuestro gran pacto social que recoge el mayor entendimiento de los venezolanos en los últimos tiempos.”

“Lo que está en juego es la libertad y el futuro. Definitivamente no podemos perder a Venezuela. Por mi parte, les aseguro que no descansaré hasta que Venezuela recobre el camino de las libertades (alusión al juramento del Monte Sacro). Rendirse no es una opción. No perdamos la esperanza. Esa es la principal intención de aquellos que quieren adueñarse del país y gobernar sobre las ruinas. Sumemos voluntades con el convencimiento de que el momento de defender esta tierra de gracia es ahora”.

Hay que reconocer la creatividad de los asesores de Ortega, pues con este video –verbal y simbólico- han puesto en su boca las palabras que muchos han esperado escuchar de los voceros de la MUD y en especial de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional; sin epítetos ni etiquetas; con palabras sencillas, contundentes y emotivas que denuncian la gravedad de la crisis, pero que apuestan a la reconciliación y al entendimiento; al Bolívar estadista y no al Bolívar guerrero. Sí, Marea Socialista y el chavismo moderado ya tendrían una figura visible para encabezar la transición: la Fiscal General.

Por su parte, el nuevo “por ahora” –en boca de quien parece ser un émulo de Freddy Bernal y el grupo CETA el 27 de noviembre de 1992- arranca con una explicación sobre la ausencia virtual de Pérez –con uniforme, brazalete azul en el brazo derecho y gorro pasamontañas- y su travesía atravesando el Waraira Repano (vocablo de neolengua chavista en vez del cerro Ávila). Ciertamente el piloto, que invoca los artículos 333º y 350º de la Constitución, luce demacrado, como cabría esperar de quien está en la clandestinidad y no en “el anonimato”, como él afirma.

En particular, Pérez menciona aquello de arriesgar la vida propia y de sus familiares, así como su carrera profesional, lo que hace recordar la bibliohemerografía –principalmente épica- sobre los golpistas del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200. Es inevitable pensar en Ángela Zago reconstruyendo el relato de una entrevistada sobre el 4 de febrero: ángeles que caían del Cielo para liberarnos… Esos ángeles caídos condujeron a este infierno.

Por otra parte, Pérez retoma la idea de Ortega de que “el momento es ahora” y sobre todo afirma que sus acciones sí son efectivas (en respuesta a las críticas en redes sociales), y luego se dirige a “La Resistencia” (virtual), los escuderos y estudiantado (“los jóvenes”). “Queremos aclarar… que las maniobras hechas el 27 (de junio) fueron logradas a la perfección en una primera fase (el “por ahora”), donde sólo hicimos daño a estructuras como el Ministerio del Interior y Justicia o el Tribunal Supremo, no hubo daños colaterales porque así fue programado, porque no somos unos asesinos (acusación directa contra Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, no contra Vladimir Padrino u otros miembros del Alto Mando)… Quiero dilucidar que la segunda fase de nuestro plan será lograda seguramente, con la convicción, la planificación y nuestro esfuerzo en conjunto.”

“Somos una sola nación, pues representemos lo que somos… Permanezcamos firmes en las calles, permanezcamos con furia (¿alusión a Henrique Capriles en abril de 2013?), permanezcamos con energía; estamos defendiendo nuestro futuro. Estamos defendiendo nuestro derecho y nuestros deberes. Estamos defendiendo nuestra bandera, nuestra nación.

Ahora estaremos, nosotros, también en las marchas. Y que activen toda la G-2 y la inteligencia cubana, porque estaremos ahí defendiendo a nuestro pueblo contra los esbirros armados del miedo y de la muerte. Porque no van a lograr los objetivos, porque hay un pueblo entero, hay 30 millones de venezolanos que van con una verdad, y que tendrán que meter preso al país completo, para poder callar nuestra misión, nuestro deber, nuestro patriotismo, nuestra lucha. Saldremos a la calle y estaremos ahí con ustedes. No están solos.”

Más allá de la retórica épica y nacionalista, cabría preguntar: ¿Quiénes y cuántos son los otros que desde ahora acompañarían a los manifestantes? ¿Cómo y con qué defenderían al pueblo frente a “esbirros armados”? Incluso en el supuesto que Pérez no sea un actor y sus ojeras no fuesen producto de un buen maquillaje y juego de luces, se estaría en presencia de un fanático, capaz de ocasionar un enfrentamiento donde los civiles, sobre todo los adultos mayores, jóvenes y adolescentes, llevan todas las de perder. Su mensaje sería la excusa perfecta para que la Guardia Nacional y la Policía Nacional usen armas ante la presunta presencia de terroristas infiltrados –armados- en las manifestaciones. Ese video podría ser argumento para  decretar un peregrino estado de emergencia por conmoción interior.

 2.- El antejuicio de mérito y consecuencias inmediatas

La Sala Constitucional ya ha nombrado a su propia Vicefiscal y se dio un plazo de cinco días para pronunciarse sobre el antejuicio de mérito contra Ortega. Sin embargo, la condenable reedición del asalto al Congreso por las turbas monaguistas (24 de enero de 1848), justo cuando debía celebrarse nuestro Día de la Independencia –mientras el comandante del desfile exhibía en su uniforme los colores de la bandera cubana-, es un suceso que aceleraría la dinámica del Tribunal Supremo, es decir, la Sala todopoderosa (Constitucional, plenaria y corte penal).

No sería una sorpresa que el 7 de los corrientes no sólo fuese destituida Ortega de manera irregular, sino que su relevo podría estrenarse con la solicitud de antejuicio de mérito contra la Junta Directiva del parlamento y los tres gobernadores de oposición.

 

3.- El plebiscito

Quizá muchos cuestionen que se advierta que, según la Constitución (artículo 71º), el equivalente al plebiscito es el pleonasmo “referendo consultivo”, lo cual consiste en una consulta sin carácter obligatorio (ruta equivocada que se siguió a fines de 2002). Dado que se haría al margen del Consejo Nacional Electoral y sin testigos del “no”, cuando mucho podría considerarse como un sondeo de opinión; algo simbólico y no exento de polémicas.

Durante una entrevista en Globovisión, el diputado José Manuel Olivares dio la primicia de cuáles serían las tres preguntas –con respuesta simple (“sí” o “no”)- ¡a sólo 10 días del plebiscito!

Parafraseando a Olivares (al menos lo que se entendió de sus declaraciones), la primera pregunta sería si se rechaza y desconoce la Asamblea Nacional Constituyente convocada por Maduro de espaldas al pueblo; la segunda interpela sobre si se solicita a la Fuerza Armada Nacional (FAN) y a cualquier funcionario que actúe respetando la Constitución y, por ende, respalde las acciones del parlamento; y la tercera, de redacción bastante confusa, si uno está de acuerdo con que se renueve los poderes públicos según la Constitución y la realización de “elecciones libres y transparentes, así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional.”

Con respecto al texto de las preguntas, apenas la primera es relativamente clara. La segunda implica una seria contradicción constitucional: una cosa es exigir a la FAN que no actúe como brazo armado del partido de gobierno (artículo 328º) y otra, que se subordine al parlamento cuando el Presidente es su Comandante en Jefe (artículo 236º, numeral 5).

Asimismo, la tercera interrogante habla de tres supuestos diferentes:

a)    Renovación de poderes, lo cual podría ser resultado de un proceso constituyente o elecciones periódicas en distintos niveles de gobierno. Nótese que los comicios regionales tendrán retraso de un año y los municipales están por vencerse; en el caso de las elecciones presidenciales sólo podrían adelantarse vía enmienda de recorte del mandato o renuncia simultánea del Presidente y Vicepresidente Ejecutivo.

b)    Elecciones libres y transparentes; es decir, con auditoría y actualización del padrón electoral, renovación del órgano electoral por la mayoría calificada parlamentaria, eliminación o colocación de dispositivos de reconocimiento dactilar en todos los centros electorales, control efectivo del ventajismo y presencia de observadores internacionales reconocidos, entre otras condiciones.

c)    Integración de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional. Para varios juristas, este tercer supuesto debería ser el primero. Si el hilo constitucional está roto, ¿cómo podría haber elecciones limpias y transparentes? También cabe considerar quiénes integrarían el pacto y en qué condiciones. Lo preferible sería que el gobierno de transición estuviese conformado por la MUD, Marea Socialista e independientes, tomando en cuenta nombres propuestos por las universidades y gremios para despachos de orientación técnica. Con sus acciones y discurso, Ortega le está ganando la partida a políticos veteranos como Ramón Guillermo Aveledo, Eduardo Fernández o Claudio Fermín para presidir la transición y quizá sea lo mejor: que el chavismo moderado asuma el costo político de corregir los errores que avaló en su momento.

Por añadidura, justo en pleno desfile del 5 de julio, Maduro activó el Plan República, tres semanas antes de los comicios constituyentes y, en especial, ¡semana y media previo al plebiscito! Cuando la Asamblea Nacional declaró la desobediencia civil, Rocío San Miguel advirtió sobre lo inconveniente de que los comités de rescate de la democracia, llamados a impedir la instalación de los centros electorales el 30 de julio, enfrentasen a los funcionarios del Plan República.

Desde este espacio, se reitera la advertencia de San Miguel y se recuerda que el ataque al Palacio Legislativo (¿en cumplimiento de la amenaza presidencial de recuperar por las armas lo que se pierda con votos?), con la anuencia de la Guardia Nacional, podría reeditarse con versiones locales de la “Esquina Caliente” en aquellas instalaciones donde tendría lugar el plebiscito; además los comités de rescate de la democracia tendrían ante sí un estado de sitio no declarado –el Plan República y el Plan Zamora.

La desobediencia civil sólo podría ser exitosa con la debida coordinación; la improvisación, la épica y el discurso radical benefician al régimen. Si el momento es ahora, lo es de los estadistas, no de los impulsivos; cualquiera podría desencadenar la violencia y millones podrían ser sus víctimas.


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