Chicha o limonada
Escrito por Fernando Luis Egaña   
Lunes, 12 de Junio de 2017 06:35

altComo acaba de expresar un editorial del diario madrileño El País, en respuesta frontal a la convocatoria de un referendo independentista

por parte de la Generalitat de Cataluña: “no hay lugar para neutralidades y equidistancias”... Y eso pasa igual con la situación venezolana. O se está en complicidad con la hegemonía despótica, depredadora, envilecida y corrupta que destruye al país, o se está a favor de la reconstrucción integral de Venezuela. No hay intermedios, ni matices, ni alternativas. No hay lugar, como señaló El País, en un lenguaje esclarecido, para neutralidades y equidistancias...

La cuestión de fondo, por tanto, no es si Maduro continúa o se marcha. Es obvio que tiene que marcharse y por las puertas de la Constitución. Pero con todo y que eso es una necesidad indispensable, lo más trascendente es que se comience un proceso de transición hacia la democracia, que vaya facilitando la reconstrucción venezolana, prácticamente desde los cimientos del país, y sin el prácticamente. En este sentido ni hay ni puede haber medias tintas. No siempre la lucha política es tan radical, pero en este caso sí lo es. La historia de nuestra tragedia en el siglo XXI, lo establece de esa manera.

La transición, desde luego, no puede ser un “quítate tú para ponerme yo”, ni tampoco la sustitución de un sectarismo por otro. Eso no sería transición porque no sería cambio, apenas una apariencia de escenarios diferentes, pero con la misma trama y acaso con personajes muy parecidos, por no decir reciclados. El conjunto de los venezolanos aspira a un cambio de fondo, que le abra el camino a una nueva etapa. Ello no podría ocurrir de la noche a la mañana. Se trata de un proceso, de una sucesión continua de medidas y acciones políticas, económicas y sociales, en el marco de la Constitución y con miras a legitimar los fundamentos del renacimiento de la República, de la democracia, del Estado, de la economía y de la convivencia nacional.

Pero nada de esto es posible con Maduro y los suyos controlando el poder, para seguir sacrificando a la nación venezolana en aras de su continuismo e impunidad. Y en esta situación no caben los toma y daca, los intercambios, los cambalaches o las denominadas “soluciones de ganar-ganar”, en las que no se soluciona nada, y sólo salen ganando los que detentan el mando. Para utilizar unas palabras menos ilustradas que las del diario El País, la cosa es chicha o limonada. Más nada.

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