Tarek William: marioneta servil del régimen
Escrito por Dr. José López Padrino | @jrlopezpadrino   
Miércoles, 26 de Abril de 2017 15:36

altLa Defensoría del Pueblo fue creada como institución encargada de la promoción, defensa y vigilancia de los derechos y garantías de los venezolanos establecidos en la Carta Magna

y los tratados internacionales (1999). Desde su fundación hemos tenido 4 defensores del pueblo: Dilia Parra (1999-2000), Germán Mundarain (2000-2007), Gabriela del Mar Ramírez (2007-2013) y Tarek William Saab (2014-). Con excepción de Dilia Parra, todos los demás han sido unos sátrapas encargados de alcahuetear y validar todas las violaciones de los derechos humanos llevadas a cabo durante estos 18 años de “desgobiernos revolucionarios”.

Desde su investidura Tarek William ha actuado más como un rastrero funcionario de Miraflores, que como verdadero Defensor del Pueblo. Es irónico ver al otrora defensor de los derechos humanos, convertido hoy en un despreciable esbirro al servicio de la bota militar represora, dispuesto a mentir, y hasta justificar conductas oprobiosas por parte de la GN, PNB y paramilitares las cuales cuestionó con vehemencia en el pasado.

Sobradas razones tienen más de 84 organizaciones de derechos humanos y la sociedad civil en solicitar la renuncia de la sabandija de Tarek William. Entre muchas otras felonías Tarek William ha negado el golpe de Estado perpetrado por el Tribunal Supremo de Justicia mediante las sentencias 155 y 156 que limitaron la inmunidad parlamentaria y le otorgaron poderes especiales al iletrado Maduro. Ruptura del hilo constitucional que fue reconocido incluso por la mismísima Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz. Sin embargo, según él, solo se trató de una "contradicción" entre poderes del Estado.

 El “garante de los derechos humanos” en el país tolera la existencia de sitios de reclusión como la Tumba (SEBIN) donde los detenidos son sometidos a la tortura denominada “terror gris” (todo está pintado de blanco y la luz está encendida permanentemente de manera que el preso termina por no distinguir día y noche) y que apoya el aislamiento de los detenidos considerado como un castigo absolutamente excesivo e inhumano por el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura. Fantoche del régimen que encubre el secuestro de venezolanos a manos del SEBIN a pesar de disponer boletas de libertad emitidas por jueces de la República. Inepto que ha guardado mutismo cómplice ante el arrojo de objetos contundentes (bombas lacrimógenas) desde un helicóptero del SEBIN para dispersar manifestaciones pacíficas. Incompetente, que no ha protestado la incorporación de paramilitares a los operativos de seguridad como lo contempla el Plan Zamora (nueva fórmula represiva cívico-militar). Cobarde que ha guardado un silencio bochornoso ante las torturas aplicadas por sicarios del CICPC y del SEBIN a detenidos políticos, así como el uso de videos obtenidos producto de esas torturas. Ruin que no ha condenado los ataques con bombas lacrimógenas a Centros de Salud (Clínica Las Mercedes, Materno-infantil del Valle). Timorato que no ha expresado su rechazo ante las detenciones arbitrarias y la aplicación de la justicia militar contra civiles en ejercicio de sus derechos constitucionales. Secuaz gobiernero que calla ante la publicación del “Manual del Combatiente Revolucionario” bodrio nazi-fascista que incita públicamente a la eliminación física de activistas políticos de la disidencia.

Tarek William con su nauseabunda actitud ha contribuido a desacreditar aún más a la ya maltrecha Defensoría del Pueblo, hoy convertida en refugio del narco-lumpenato bolivariano. El entonces defensor de los derechos humanos (gobiernos adeco-copeyanos) lo que le permitió ganar centimetraje en la prensa nacional ha devenido en una marioneta servil del narco régimen de Maduro. Sus loas a favor de los derechos humanos, sus críticas a los abusos policiales y su condena a los grupos paramilitares son cosas del pasado. Tarek William hoy defiende los atropellos de un narco-régimen que ha hecho uso arbitrario e ilegítimo del poder, violentando los derechos fundamentales de los venezolanos, asi como erosionando las bases del Estado de Derecho.

Venezuela es rehén de un narcolumpen cada vez más reducido, pero fanatizado y criminal, dispuesto a cualquier atropello por mantenerse en el poder. Tarek William es parte de esa cloaca ideológica que “desgobierna al país”, que prefiere alcahuetear la pestilente bota militar que defender lo que pregonó en el pasado.

Este es el verdadero rostro del fascismo bolivariano, tan detestable y falaz como el del siglo pasado, pero con maquillaje socialista.

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