La Mesa frente a la OEA
Escrito por Antonio Sánchez García | @sangarccs   
Martes, 28 de Marzo de 2017 00:00

altLa única y verdadera razón de quienes se oponen a la aplicación de la Carta Democrática es el horror al Poder

 

A Asdrúbal Aguiar

 

No es ningún misterio que existe una profunda desavenencia entre lo que siente, piensa y anhela la inmensa mayoría de los venezolanos - llamémoslo pueblo o sociedad civil, poco importa - respecto del régimen dictatorial que nos abruma y lo que sienten, piensan y anhelan quienes usurpan esos sentimientos, esos pensamientos y esos anhelos para los fines y ambiciones particulares de sus partidos. Cual más, cual menos.

Sería injusto desconocer las diferencias de matices que imperan en el seno de la frágil unidad que los agrupa. Pero a la hora de la verdad, todos dichos matices se esfuman bajo la presión sentimental de la llamada unidad. Una forma chantajista de evadir las profundas diferencias que reinan en su seno y cuyo efecto más evidente es la virtual parálisis de una auténtica política de oposición activa y combatiente contra el régimen, la formulación de un programa mínimo común para enfrentar el futuro y una visión estratégica de la Venezuela que queremos a mediano y largo plazo.

Esas diferencias explotan a cada paso. Salvo el deseo de salir de la dictadura, que tampoco es hegemónico y común a todos los llamados partidos opositores - ¿que une a Manuel Rosales, Timoteo Zambrano, Julio Borges, Ramos Allup o Henry Falcón con Leopoldo López, Antonio Ledezma o María Corina Machado? - y un más que genérico e impreciso deseo de restablecer la plena vigencia del Estado de Derecho, lo cierto es que la carta de navegación estratégica de la oposición venezolana jamás fue articulada. ¿Qué Venezuela aspiran a construir los mencionados partidos una vez al mando del Poder? ¿Una Venezuela tan estatista, presidencialista, populista y rentista como la que se exacerbara hasta la total decadencia e implosión bajo la llamada Cuarta República o una Venezuela liberal, moderna y emprendedora como la que se asoma en los proyectos de Vente Venezuela y pareciera despertar el entusiasmo de algunos de los seguidores de Leopoldo López y Antonio Ledezma? ¿Tal cual pareciera asomarse en la región tras los triunfos de Mauricio Macri, Temer y PP? ¿Y la más que probable victoria electoral de Sebastián Piñera en Chile? ¿Hacia dónde quiera ir América Latina? ¿Retornar al pasado de regímenes populistas, estatólatras y caudillescos o avanzar hacia formas democráticas modernas y liberales?

Esa discusión no ha sido zanjada en Venezuela, toda vez que el rechazo mayoritario a la dictadura no trasciende las fronteras prefijadas por la defensa de los derechos humanos, conculcados brutalmente por un régimen por demás fracasado, ni se sustenta en un rechazo al modelo de crecimiento que mal que bien se viene implementando desde la subida del populismo militarista y caudillesco de Hugo Chávez, tan apegado al castrocomunismo y al socialismo del Siglo XXI, con el que importantes sectores opositores continúan manteniendo tan fuertes lazos. ¿Qué tan extendida está la conciencia de la responsabilidad del llamado socialismo en la debacle social y económica que sufre el país potencialmente más rico de la región? ¿Qué tan extendida está la conciencia de abrirse finalmente a un modelo alternativo de organización social, política y económica, definitivamente más próximas a los parámetros del individualismo liberal que al colectivismo de prosapia populista?

Son los temas que lastran las decisiones políticas que debe asumir una oposición ideológica y partidista que, lejos de haberse distanciado de sus ya añejas querencias, continúa aferrada a sus trasnochados parámetros social o cristiano demócratas. Profundamente dependientes del estatismo de toda estirpe. Son las dudas hamletianas que afectan a una dirigencia emocional, afectiva e intelectualmente reacia al liberalismo, que controla las decisiones de la llamada Mesa. Unitaria y democrática, por decir. Son los temas que seguramente la acobardan a la hora de enfrentarse al vacío de un país liberado súbitamente del férreo y acerado control dictatorial de Raúl Castro y la satrapía administrada por Nicolás Maduro, con el auxilio corrupto y pernicioso de las Fuerzas Armadas. Es, por decirlo en una palabra, el horror a la transición.

Es esa orfandad la que encuentra su mejor expresión en la angustia con el que uno de los portavoces de la vieja política socialdemócrata venezolana rechaza la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, “pues nos aislaría como aisló en su momento a la oposición cubana”. Una descomunal falacia, pues ni Fidel Castro contaba con el brutal rechazo con el que hoy cuenta Nicolás Maduro, ni el régimen castro comunista que impulsara por entonces Fidel Castro estaba carcomido por el narcotráfico y el descomunal saqueo de las arcas fiscales que desangra a la dictadura narco terrorista venezolana. Lo respaldaba el mundo entero, en plena Guerra Fría. Y tenía a su lado al mito viviente de Ernesto Che Guevara. Na’guará! A Maduro, ni su familia, que además está presa en Manhattan y a punto de una pesada condena por narcotráfico. Ni la oposición a la revolución había alcanzado ni a la distancia las dimensiones siderales que ha alcanzado la oposición venezolana.

Se verifica así lo que en una entrevista que le acordara recientemente a The Latin American Freedom llamara la trágica contradicción entre conciencia y realidad que afecta gravemente y paraliza a la oposición oficial venezolana. Más que a Lenin, a quien mencionara en ese contexto, vale mencionar al pensador húngaro Georg Luckács, que escribiera una de las obras fundamentales del pensamiento marxista de los años veinte europeos: Historia y Conciencia de Clase. Y para quien el principal desafío que enfrentaban las fuerzas revolucionarias despertadas por el nacimiento de la revolución rusa y el movimiento comunista internacional - en Alemania, en Polonia, en Hungría, en Francia, en Italia - consistía en elevar a la conciencia del proletariado la posibilidad objetiva de efectuar la revolución, asaltar el Poder, afianzar y entronizar la dictadura proletaria y construir el socialismo. Llevar la revolución de su estado de potencia en que la encontrara Karl Marx al de acto al que la llevaran los bolcheviques en Octubre del 17: era el desafío de la historia, una vez alcanzada la conciencia de clase. Pues siendo el proletariado el destinado por la fuerza objetiva de la historia, en sentido de la realización del espíritu hegeliano, a resolver las contradicciones del capitalismo, la tarea primera y principal de su vanguardia política, el partido proletario, era despertarle su conciencia de clase. Y dirigirlo, así empoderado, hacia la conquista del Poder. Es la situación que, mutatis mutandi, enfrenta la oposición oficialista venezolana: las masas están preñadas de liberación, pero la dirigencia ni se entera. Mató al tigre y teme al pellejo. Es lo que se llama un liderazgo impotente.

¿A qué aislamiento se refieren los huérfanos de la MUD? Desde luego: no al internacional, dado que la decisión mayoritaria de la OEA consolidaría el aislamiento del régimen, no así el de la oposición. ¿Al aislamiento interno? Tampoco, pues está suficientemente comprobado que la oposición a Maduro y la satrapía es absolutamente mayoritaria. Y castigarla desnudando su naturaleza tiránica no hará más que acrecentar el respaldo de la comunidad democrática de naciones y darle más fuerza a quienes lideran su caída y desbancamiento.

La única y verdadera razón es el horror al Poder. El pavor a tener que asumir la dirección de los asuntos públicos y enfrentar las consecuencias de quienes, ante la posibilidad cierta de verse separados de “la vaca horra”, pretendan desatar el caos y la desintegración de la Patria, sumiéndonos en un baño de sangre. Es la última carta del chantaje castro comunista. Avergüenza en boca de supuestos dirigentes opositores. Confirman un temor más que fundado: nuestro principal enemigo no está en Miraflores. Está en los partidos del sistema. A no ser que nos demuestran lo contrario. To be or not to be. That is the question.


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com