¿Será posible que el populismo le gane la partida a la democracia?

Este siglo comenzó con sus realidades. Los gobiernos no pueden solos con el estado del bienestar, desconfianza hacia la política y sus liderazgos, la corrupción campea por las administraciones públicas, nuevas formas de comunicación, de expresión y de movilización, en donde todo el mundo tiene algo que decir ¡y lo dice! Todo se sabe y la respuesta es inmediata. A través del teléfono se recibe y se responde todo, no sólo el ciudadano común, sino presidentes, ministros, embajadores, artistas…

En la era de comunicación, paradójicamente hay más insatisfacción ¿Qué pasa? Que quienes gobiernan creen que con la democracia todo se va a resolver. La democracia es el régimen que recoge el mayor cúmulo de valores para que el ciudadano pueda vivir en paz, pero se quedó en las élites políticas, sociales y económicas, desde allí pretenden dar solución a la sociedad, desde sus parámetros, sus esquemas y desde sus intereses. La democracia quedó como etiqueta, bandera política “vamos luchar por ella”, sin adaptarse los tiempos.

Mientras, la sociedad está en búsqueda de un esquema político que les brinde atención a su humanidad, a su entorno, a su naturaleza, a su necesidad de superación personal y material, a su yo.

La crisis es tal, que la gente entendió que maltratando a los demás para surgir, le va peor. Entendió que la vida es un sistema, que hay que retroalimentarse, cuidar la naturaleza; entendió que todos los seres humanos somos importantes, y además, y lo más importante,entendió que su superación personal depende de ellos. Eso no lo puede brindar la democracia sola, sino forma estructural.

Es un problema del sistema político que no da respuesta a la sociedad. Por eso el discurso antisistema funciona y los temas proteccionistas y nacionalistas, llegan. Y también, la alarma de “…populistas inescrupulosos…” sin entender, o se hacen los locos, que ese líder populista toco una fibra sensible de la humanidad, del ser. Actuamos por sentimientos, por lo que más nos convenga, o creemos nos conviene, así después nos toque sufrir.

Se dice que el populismo le está ganando espacio a la democracia: No. Los espacios que se descuidan son ocupados por otros. La democracia no le dice nada a nadie sino resuelve sus problemas. Así que echarle la culpa al populismo, no es la solución.
Entonces, la democracia que necesita atributos, apellidos, sustantivos: participativa, humanista, ecologista y progresista, que nos saque de esa dicotomía derecha e izquierda que tiene al mundo enfrentado, para atender al ser humano en sus necesidades individuales y colectivas.

El populismo le ganará la partida a la democracia en tanto y en cuanto, la democracia no se adapte al Espíritu de los tiempos (zeitgeist).

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