El ciego que no quiere ver
Escrito por Nicomedes Febres Luces   
Martes, 07 de Febrero de 2017 07:37

altHace muchos años hice buena amistad con Alejandro Pollier, el médico personal de Salvador Allende a quien acompañó hasta en el momento de su muerte

y como trabajábamos juntos tuve oportunidad de preguntarle muchas intimidades. Por supuesto, él era socialista y en Caracas se mantuvo por muchos años luego del golpe militar gracias a las gestiones de CAP y de Diego Arria, así se salvó de ser fusilado. Contaba con singular rabia el hecho de Allende buscando a Tito en palacio para ver que sucedía con los aviones que bombardeaban ese día a La Moneda, el palacio sede del gobierno chileno. Y Tito no aparecía, incluso no apareció sino después del suicidio de Allende, pese a que le había jurado fidelidad eterna al gobernante quien confiaba ciegamente en él. Tito era Pinochet.

Desde ese cuento de un testigo presencial confiable aumenté mis incredulidades, y ahora no creo ni en amor de puta ni en juramento de militar. Ya algo me olía antes, porque bien vista la Historia, no hay dudas que la patada histórica a un gobernante dada por su mano derecha ha sido una constante en el pasado. Para citar a partir del siglo XX, desde Gómez a Don Cipriano, de Medina a López Contreras por divergencias personales, de los alumnos de la escuela militar a Medina quien los cuidaba como a sus hijos, de Delgado Chalbaud a Rómulo Gallegos, de Rómulo Fernández a Pérez Jiménez, muchos generales ministros de la defensa a los presidentes de la era democrática, aunque esas historias ciertas las he oído en Radio Bemba de gente tan seria como Simón Alberto y Herrera Campins, hasta llegar al gordo Rosendo y muchos de sus amigos con el difunto.

Todas esas remembranzas me pasaban por la memoria mientras leía las declaraciones de ayer de padrino aparecidas en El Nacional. Con todo y eso, no me puedo creer las declaraciones de padrino. No me las creo porque son de una torpeza tan inusitada que parece que fueran a propósito, no por incoherentes que lo son, si no por lo disparatadas que son, algunos párrafos los cito textualmente: “Es insano pedirle a la Fuerza Armada que defienda el derecho al voto cuando ese rol es responsabilidad de los ciudadanos. Si es así, el país tendría un destino sombrío; quedaría en evidencia la orfandad ciudadana y la inmadurez política. Es la ciudadanía la que debe hacer respetar todos los derechos. La oposición tiene derecho a denunciar la violación de derechos humanos, entre ellos el del voto, y para ello debe organizar y movilizar a los ciudadanos para que la democracia sea respetada”.

Aquí debo detenerme porque parte de la premisa que el ejército no está obligado a proteger, cuida, ni hacer valer la decisión del soberano, entonces porque carajo ha sido una norma que los militares han cuidado de siempre las mesas de votación y realizan de rutina el llamado Plan República, de no ser así, entonces que padrino explique entonces para qué carrizo sirven los militares en Venezuela y eso no es lo que dice la Constitución. También tenemos el derecho de ir a Miraflores a reclamarle a maduro sin que eso signifique que lo vamos a matar. En otro aparte dice el flamante jefe militar: “La constante presión geopolítica, ejercida por países imperialistas para garantizar el control de nuestra patria por cualquier medio, usando como pretexto la restauración de los derechos humanos, la democracia, las libertades públicas, la liberación de presos políticos, el derecho al voto, entre otras buscan desprestigiar al gobierno del presidente Nicolás maduro moros y dar un viraje al proceso revolucionario. Todas constituyen acciones y medidas injerencistas que desconocen el derecho a la autodeterminación de los pueblos”. Es que el filósofo padrino conoce acaso otra forma más democrática y más justa de ejercer la autodeterminación de los pueblos que no sea mediante el sufragio universal, directo y secreto, cuyo derecho se está violando flagrantemente al bloquear el revocatorio o evitando las elecciones regionales, o acaso no corresponde al soberano decidir o no sobre si le sale del forro un viraje del proceso revolucionario, porque la gente se está muriendo de hambre, porque no hay medicinas, la seguridad brilla por su ausencia y los malandros son dueños de la calle. Si ese intento de control por parte de potencias imperiales sobre el país existe, porque el señor maduro y padrino mismo no muestran a la opinión pública las pruebas de ese intento y no esa imbecilidad de siempre de estar mostrando una bazuca oxidada o unos braseros colombianos traídos engañados para inventar una risible invasión como fue el caso de los paracachitos.

Además, si padrino tiene las ganas de quedarse con el coroto, que tenga los pantalones de presentarse en debate público en vivo, directo y en señal abierta con Henry Ramos o Leopoldo López o Henrique Capriles y hasta María Corina, para ver qué es lo que trae padrino en la bola, pero por los cuentos que echa no convence a ni a su abogado defensor. 


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La foto del día son las elecciones de 1963 cuando los comunistas amenazaron con evitar la jornada electoral. Se hizo la elección y el resultado demostró que la gente quería la vía electoral y no la vía de las armas para la lucha política. Esa elección le quitó el sustento a la lucha guerrillera. Por eso fue la presencia militar más fuerte de lo usual. Para eso también sirven las elecciones.


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