Crisis venezolana y comportamiento humano según Maslow
Escrito por Raúl Rivas Naar | @RaulRivasNaar   
Lunes, 16 de Enero de 2017 00:00

altPara nadie debe ser un secreto que el individuo muestra un comportamiento social atendiendo a su entorno y a las necesidades que debe satisfacer.

Abraham Maslow (1908-1970), nunca imaginó que sus estudios psicológicos dan una explicación de lo racional o irracional que puede ser el individuo en la búsqueda por satisfacer sus necesidades, e iba a contextualizar de manera fehaciente la presente realidad venezolana y el patético modelo socialista que ahora lidera Nicolás Maduro.

La tesis central de la pirámide de las necesidades, que ha tenido aplicación en diversos campos incluso más allá de la psicología, expresa que los seres humanos tienen necesidades estructuradas en diferentes estratos, de tal modo que las necesidades secundarias o superiores van surgiendo a medida que se van satisfaciendo las más básicas.

Podemos graficar la Teoría de las Necesidades de Maslow para introducir el tema de la crisis venezolana de la siguiente manera:

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Pues ahora bien, ¿cómo entra el tema central de la crisis que vive nuestro país a ser explicado por este modelo contrastado con el modelo socialista de Estado? En mi humilde reflexión, diría que se rompieron las bases que soportan cada peldaño de la pirámide por falta de un conjunto de estrategias sociales, económicas, políticas que lleven a cada venezolano a obtener los recursos básicos y fundamentales para su bienestar social. En pocas palabras, no se ha dotado a los ciudadanos de la mayor felicidad posible y de sus beneficios correspondientes.

En primer lugar, las necesidades fisiológicas se fracturan cuando el actual modelo económico del Presidente Maduro no logra capitalizar las reglas fundamentales y, la sociedad empieza a padecer escasez de los principales productos de la dieta básica, de la canasta alimentaria y de sus medicinas.

El tema de la seguridad personal, del empleo, de la dotación de recursos y divisas para el proceso productivo sin menoscabar la alta preocupación por el riesgo sobre la propiedad privada, son fisuras que han socavado las bases de la segunda estructura de la pirámide.

La sociedad y su célula fundamental -la familia- han sufrido los embates de una alta polarización de las clases sociales en Venezuela. Grupos de trabajo han perdido la coherencia y ahora su norte principal es el político en lugar del productivo, numerosas familias y hasta grupos religiosos se han enemistado y divididos porque los valores guías y morales se han deteriorados. Elementos como estos rompen día a día los sólidos cimientos de la tercera estructura jerárquica en orden ascendente de la teoría Maslowiana.

No puede haber respeto, reconocimiento por el otro ni el éxito común, si no se tienden lazos afectivos y puentes de entendimiento cuando los individuos se aferran al poder luego de logrado, éste a base de falsas e ilusas promesas. Las manos de los seres humanos en la búsqueda del Reconocimiento jamás se podrán estrechar con los puños cerrados, el sincero diálogo debe impone en la consecución del intercambio de ideas propositivas. Al existir esta pugna interna, los vientos y tempestades cercanos a la cima de la realización también sufren con el paso del tiempo.

Finalmente en la satisfacción de necesidades ulteriores y de autorrealización donde se ven mezclados los más desafiantes niveles de creatividad, trabajo creativo, resolución de problemas de gran magnitud y hasta sentimientos nobles y de alta moralidad; se requiere que la edificación de la pirámide haya sido sólida y sin fisuras para que pueda sostenerse en tiempo y espacio hasta que haya que migrar a una nueva y próspera sociedad y, esto en definitiva no se ha logrado.

Como hemos visto cada peldaño de la pirámide social venezolana ha sido impactada por problemas de orden político, económico, social en un modelo de desarrollo quizás no adecuado para un país como Venezuela, donde por sus características vivenciales, de producción y de conducción humana resulta totalmente inaplicable e inaceptable.

Durante diecisiete largos años se ha ensayado, lo que sus teóricos denominan el modelo socialista del siglo XXI, en la inclusión de la clase social baja al esquema productivo a costa de la exclusión de la clase media de este modelo. Donde se ha nivelado a los grupos sociales hacia la escala más baja de las estructuras sociales, en las que es más adecuado diferir e ignorar las principales necesidades de los seres humanos (alimentación, seguridad, educación, salud entre otros), bajo su control con el propósito de hacerlos más dependientes del gobierno y de mayor control electoral y de respaldo a un modelo insostenible en el tiempo.

La prosecución del gobierno de Maduro y su decadente modelo, no logrará satisfacer las necesidades más elevadas porque es carente de óptimos niveles de educación y cultura, amalgamas indispensables en la solidificación de la estructura piramidal venezolana.

Ineludiblemente de continuar este camino, donde solo se enriquece una nueva clase opresora, la necesidad de autorrealización que es la síntesis de las demás necesidades, no se logrará, dejando un vacío en los venezolanos al no poder realizar su propio potencial para estar en continuo autodesarrollo y brindar al país lo mejor de su productividad.

Qué tan seguro estaba Maslow de pensar que su modelo psicológico podía aplicarse a Venezuela y tan ciego el Señor Maduro para ver excelentes oportunidades en dicho modelo piramidal y de un vez por todas con el concurso de todos, salir de la actual crisis que hunde cada día a un hermoso país.

 

 

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