El guaraleo |
Escrito por Fernando Luis Egaña |
Lunes, 25 de Julio de 2016 00:01 |
Guaralear es manipular a través de disimulos, ofertas engañosas, promesas falsas, que se van repitiendo para que el tiempo vaya pasando, se eviten las confrontaciones decisivas, y el que guaralea termine saliéndose con la suya o al menos ganando suficiente tiempo para mantener lo que no quiere perder. Esta “defrinición” no será académica, pero se puede entender sin mayores dificultades, entre otras razones por que ese guaraleo lo estamos presenciado los venezolanos en el dominio de la política y de las aspiraciones de cambio de la abrumadora mayoría de la población. La hegemonía roja está guaraleando las opciones de salida constitucional, y en particular el referendo revocatorio, para impedir que haya una modificación en su manera de concebir y aplicar el poder: hacer lo que le de la gana, y recubrir las cosas con un barniz de supuesta legalidad para tratar de preservar una cierta fachada democrática. Ese guaraleo no es nuevo. Lo empezó a aplicar el predecesor con ostensible éxito y lo ha continuado el sucesor, y ahí sigue, en Miraflores, guaraleando el diálogo, guaraleando la mayoría parlamentaria de oposición, guaraleando todo lo que pueda guaralear para quedarse donde está, así tenga que terminar de sacrificar al país y transmutarlo en una mezcla de Cuba con Haití. Los expertos en guaraleo son los hermanos Castro Ruz. Han venido guaraleando a la Casa Blanca de Obama, y también a la veterana diplomacia vaticana. No es cualquier cosa semejante guaraleo, pero lo han hecho, lo siguen haciendo y le están sacando un provecho que parece superar sus propias expectativas. Cambiando lo cambiable, ese el guaraleo que aplican en Venezuela. Sobre todo a la dinámica del poder, porque la crisis humanitaria se empeora día a día, y lo único que la hegemonía hace es militarizar las colas de alimentos y medicinas, conforme a los procedimientos del despliegue armado. Eso no producirá alimentos ni medicinas, desde luego, pero sí puede producir intimidación, que es, al fin y al cabo, lo que les interesa producir. Piensan en la hegemonía, que con más intimidación, más represión, más arbitrariedad, habrá mayor margen para el guaraleo político. ¿Tendrán razón o no? Al país le conviene que no la tengan, pero ello tiene que ser demostrado con los hechos de una participación masiva en el reclamo del cambio verdadero. No del guaraleo disfrazado de cambio, sino del cambio de verdad.
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